viernes, 29 de enero de 2010

para donde llama el ngen


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Luego de ser casi totalmente absorvida por la alteridad, la antropóloga que descubrió su don de sanar en una de tantas rondas etnográficas -por donde cerros y lagos se funden con las nubes- decide desaparecer del mapa. Parece que se va a ir a Turquía con el marido, dijo el antropólogo más viejo, explicando la ausencia de su antigua compañera en el trabajo de campo. Mala cosa, agregó Doña Silvana, la machi, luego de conversar con el espíritu, le explicó que de no desarrollar su don se va a pasar enfermando, le van a pasar desgracias. Nos envolvieron algunos comentarios de la misma índole en la mateada luego de la comida, pero de repente el lonko Luis dijo que Ta' bien, el ngen la estará llamando para allá, cosa que me agradó ya que era una lectura diferente y esperanzadora sobre un hecho en el cual todos los demás veían tragedia. Ciertamente temas como éste no se conversan en la cotidiana vida universitaria; lenta y progresivamente el viaje y el traspaso de umbrales van adquiriendo el protagonismo que siempre soñé tuvieran.

sábado, 23 de enero de 2010

danzonauta



jueves, 14 de enero de 2010

domingo, 10 de enero de 2010

cotidiavolución


una explosión de cotidianidad

dejó sentada la sentencia
al levantar arena del desierto
y oscurecer el corazón de las ciudades

se perdió el asombro
cogimos un miedo invisible
a la alucinación

nos movimos a través de votos
de números y leche en polvo
seguimos adelante tapando agujeros
alimentándonos de vacas flacas

por levantar identidades
nos difuminamos imperceptiblemente
y henos aquí
aserrando cuerpos
ahogándonos en las fuentes
recogiendo nuestras migajas
debajo de las mesas

ya nos estábamos quemando
antes de dominar el fuego

ideas en la planta baja de la biblioteca austral


Arriba los centinelas del cholguán organizan su ejército de conciencia
para perdurar el orden de sus mayores.
Endebles techos patrios no resolverán el enigma.

Los orfebres del delirio se entregan a lecturas desmedidas:
tortugas antropomorfas ejecutivas
no se encuentran en aretes ni en ilusiones,
son más libres que un cauce entreletrado de esquizofrenia.

El transporte público muta y transubstánciase por dentro.
Se reclama la condición de estudiante
con pobres argumentos para un chofer educado en
la academia de micreros budistas.

Vértigo largo de andamios celulares
sin señal en la planta baja.
Arrojándose a la desconexión libresca
lejos de inverosímiles descuentos chilotes.

En el subterráneo se dictará el veredicto,
guillotinazo borgeano, un aleph de hilo curado
me pierde los dedos en el ojeo.

Tristes metales cierran el paso,
frontera que separa la libertad
de la excreción literaria.