sábado, 14 de junio de 2014

Estrechez de Corazón, una lectura alejada del canon

[Recuperando una antigua sección de mi antiguo blog, Investigaciones Truchas, me lanzo nuevamente a inventar teorías conspirativas, explicativas y absurdas, inviables, impensables, absolutamente refutables, pero divertidas y, ojalá, desafiantes, aperturantes...]

El disco Corazones fue el más exitoso comercialmente de Los Prisioneros, a la vez que el más diferente, temática y sonoramente. Dicen las malas lenguas (la mayoría de las lenguas que se baten en torno al tema) que gran parte de las letras del disco están basadas en el tormentoso amor de Jorge González con la mujer de su ex-amigo Claudio Narea. Recapitulemos un poco lo que se conoce vox populi.

Los Prisioneros estaban en una ola ascendente de éxito hasta que decidieron apoyar la campaña del NO el año 87 (en que además salió su tercer disco, La Cultura de la Basura). Ampliamente censurados a lo largo del país, imposibilitando la realización de la gira programada para promocionar el nuevo álbum, comienza una temporada un poco escabrosa para la banda, pues se cae el casete y Narea se entera de las andanzas de su otrora mejor amigo. Dice Claudio Narea en su biografía Mi Vida como Prisionero:

Descubrí en un cajón de nuestro dormitorio, en febrero de 1989, unas cartas con la inconfundible letra de Jorge. Nunca tuve sospechas de que ellos anduvieran juntos. No puedo precisar la fecha en que empezó todo, pero puedo suponer que llevaban solo un par de meses.
¡Auch!

Así, Narea queda loco y finalmente decide salirse de la banda. Luego, Claudia Carvajal, su esposa, abandona a González aduciendo que todo había sido un error y vuelven a estar juntos. Meses después aparece el disco Corazones, más electrónico y bailable que los anteriores y, sobre todo, menos político. De hecho, cero político, extremadamente personal, una especie de diario de vida de Jorge González, quizás su primer disco solista.

Veamos algunas letras del disco:

No te pares frente a mí / con esa mirada tan hiriente / puedo entender estrechez de mente / soportar la falta de experiencia / pero no voy a aguantar / estrechez de corazón [...] No destruyas porque si / no quieras borrar cada momento / la felicidad no tienes porqué incinerarla / junto al sufrimiento. / No te pido nada mas / que valores este amor / que lo guardes en un libro / y lo atesores cerca de tu corazón (Estrechez de Corazón).

Amarte es mi estupidez, es mi suicidio / yo debo haber estado bastante loco. / Amarte es el peor error, inevitable, / si al menos yo estuviera hecho de piedra [...] Todo es tan tonto, todo es tan triste, / amarte es dar cabezazos en la pared. / Todo es tan tonto, todo es tan triste, / amarte es un cielo disfrazado de infierno (Por Amarte).


¡Es que te amo, cachai! 
Luego de leer con atención estas letras he llegado a la novedosa conclusión de que no están dedicadas a la esposa de Narea, como todo el mundo piensa, sino al propio Claudio. Otra cita de la biografía del guitarrista puede otorgar luces sobre mi teoría:

Después de tres semanas de volver con Claudia, Jorge apareció en la puerta de mi casa, se veía tranquilo. Golpeó la puerta y por una ventana me hizo señas para que la abriera. Me dijo que aceptaba que nosotros nos quedásemos juntos, pero me dijo: “Quiero pedirles algo”. “¿Qué quieres?”, le contesté. Me dijo: “Yo acepto que ustedes se queden juntos, pero quiero pedirles que nos acostemos los tres. No me contesten todavía, piénsenlo y después me contestan”. Quedé perplejo. Al poco rato volvió a la carga con lo mismo: “Bueno, ¿y qué han pensado?”. Le contesté que no. Al oír mi respuesta negativa se puso furioso, me gritó como si yo lo hubiera ofendido gravemente, lanzándome un montón de garabatos y desapareció dando un portazo.

¿Ven? Cotejar las letras de algunas canciones del disco con el testimonio de Narea resulta revelador y la teoría ya no parece algo tan descabellado. Acá hay otra cita del mismo libro:

Otra conversación de hotel, fue una noche que estábamos solos y me dijo: 'Tú sabes que con Miguel somos amigos'. Yo asentí con la cabeza pensando que me iba a decir algo respecto de Miguel. Luego agregó: 'Pero tú sabes que contigo es distinto'.

Nada de esto es demasiado raro ni escandaloso si atendemos al testimonio de Tahía Gómez, amiga de González y una de las Cleopatras (ese cuarteto de mujeres al cual González escribió la canción Corazones Rojos), quien señala, refiriéndose a Jorge en esos tiempos de experimentación y apertura frente al feminismo, a fines de los ochenta: 

Había en él un deseo de libertad, de exploración y de liberación total.

Deseo confirmado por Enrique Symns en su libro El Señor de los Venenos, como sutilmente lo señala esta nota de La Cuarta.

¿Ven? ¿Ven? Esto tiene cada vez más sentido. Y explica mejor el rechazo de Narea al grupo (aunque pa qué tan conservador el loco, y traumado, por lo que se ve en la nueva edición de su libro), así como el posterior silencio y misterio que envolvió el término de la banda de rock más bacanosa que nos ha dado chilito. Y ni que hubiese sido pa' tanto.

¡Y dale con el Narea, weón oh! 

3 comentarios:

fabiancocq dijo...

mi gran comentario es que: tiene voz de gay... :D

fabiancocq dijo...

nada que ver pero jorge tiene un ego en su nombre: jorg EGO nzález
:B

chamico dijo...

loko, eso del EGO en su nombre abre todo un nuevo horizonte de investigación trucha, gracias!