lunes, 8 de febrero de 2010

El peregrinaje hacia lo nuevo en los cansados ojos de quien se abstiene de negar el aquíestar

Opacado una vez más por la irritabilidad -estrés le llaman algunos cuando quieren disfrazarla de personalidad, de ánimo permanente- sin explicación, olvidando la circularidad del camino se opta por lo que punza. Desatender la dinámica de las emociones, creer que la liminaridad es permanente y negar el estado de alerta necesario para existir no augura un buen destino, en cambio, entregarse a la ondulación de la mirada en las diáfanas calles repletas de recovecos por donde se esconde lo esencial, que es, el convivir humano, sí.

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