martes, 13 de octubre de 2015

La Farsa Continúa

De hace años ocupo como marcapáginas el flyer de un concierto de Fulano, que además es la portada de un DVD:


Me parece tan wena, con el payaso presidente gritando a todo trapo, el cóndor y el huemul estresados y dirigiendo la carroza transantiaguina y el chancho con gripe porcina. La farsa chilensis capitalina, gran imagen, triste y ácida. 

Por mucho tiempo pensé que mi vida era una farsa también. Me iba bien en la u, encontraba fácil salir del paso, estiraba muchos chicles y tenía uno que otro éxito por aquí y por allá. Pero cuando te ignoran, cuando trapean el piso contigo, cuando cachai que la gente se comporta como una masa informe enardecida de no sé qué -porque tiene cero capacidad reflexiva y crítica-, piensas que quizás no eres tú el farsante, sino el contexto.

Uno creería que con las nuevas herramientas digitales la gente se pondría más busquilla pero no, la tontera se extiende como un virus, la imbecilidad se abre paso bajo nuevas formas y el prejuicio, la superioridad moral desde las apariencias y las ideologías de bolsillo se erigen como petulantes estandartes en este baile de máscaras que llamamos vida chilena.

Obvio que escribo desde la rabia y el rencor, pero eso no le quita verdad a mis palabras, es cosa de mirar alrededor, haga el ejercicio, fíjese en sus opiniones basadas en nada, note sus tambaleantes convicciones en virtud de la revolución de moda. En la vida académica y laboral la tónica del ninguneo es moneda corriente. La mediocridad institucionalizada se ha hecho con el territorio y por eso ahora, más que nunca antes, me viro. Quizás me demore (de hecho me he demorado, si hace años quiero partir de este basurero), pero me voy sí o sí. No sé, quiero un poco de transparencia, aunque sea amarga y solitaria.

Citaré a mis querido Dubi y Du en el minuto 1:05:


¡Chaooooo, chao pendejos hueoneeees!

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