Con qué fin salió el lápiz del estuche
si su recorrido lo explota,
terminará por deshidratarlo en el
arenoso desierto de papel.
El vacío de tinta fue necesario
para crear, ahora su cuerpo es absurdo.
Por el contrario pero al revés
mi cuerpo quiso vibrar con cada hebra de mundo,
vaciándose instantáneamente.
Halló enredaderas alucinantes,
cuya memoria más bien frágil
propició la nublazón de mis calles.
Ahora el cuerpo está lleno de ideas, lleno de cuerpos:
absurdo.