martes, 30 de septiembre de 2014

El ocaso de un (no tan) grande

Hace algunos años, digamos, por ahí por el año 2002, daban un programa horrendo en el UCV: el show del Gigi. Lo pillamos de casualité mientras hacíamos zapping con mi familia (mi hermana, mis padres y yo, todos acostados viendo tele en la cama de estos), y lo encontramos tan absurdo, tan ordinario y chabacano, que se convirtió inmediatamente en uno de nuestros programas favoritos.




El video de arriba no es de la misma época, acá ya era un programa más sólido se supone, el 2008 (aunque también supongo que era la misma mierda). Pero volviendo a la época clásica del Gigi, contagié al Matías, mi gran amigo de esos años, con el fanatismo hacia esta bizarrez, y muchas veces lo disfrutamos y comentamos en su casa, para consternación de su madre, que no siempre entendía nuestro humor insensato. Recuerdo incluso un capítulo en que el Gigi le ofrece a su asistente, Rosita, una ecuatoriana de color, la oportunidad de enviar saludos a sus coterráneos mediante estas palabras: "Mándele un saludo a esos negros amigos suyos". Fue tanto nuestro gozo por la idiotez del Gigi que el Matías nombró a su gata Rosita, en honor al programa. La cosa es que el Gigi se convirtió en un referente en nuestras vidas, un cuico idiota admirable, supuestamente yunta del negro Piñera (pa' que cachen la ondita). Sin embargo, al irme de Santiago nunca más vi el programa, por olvido, por seriedad, no sé, pero lo dejé de lado. 

A fines del año 2005 estuve trabajando un rato corto en un Casa&Ideas de Viña del Mar, como empaquetador por la temporada navideña. En medio de ese infierno consumista apareció una vieja flaca, típica cuica teñida rusia, que compró un puf y lo quería para regalo. El manso cacho, pero yo ya me había entrenado envolviendo 3 pufs para viejas culiás, así que no fue problema, aunque igual harta pega, un proceso delicado, al menos. Envolví la porquería y se lo pasé a la mina, pero me pidió llevárselo al auto. Miré a mi jefa que me hizo el gesto técnico que significaba "anda nomás weón", si al fin y al cabo esta gente era parte de sus mejores clientes. Me fui cargando el puf envuelto en papel de regalo hasta el auto de la loquita, que estaba estacionado como a 3 cuadras, rumiando mi pobre destino, pues de seguro ni siquiera obtendría propina (típico fenómeno en estas clientes). Al llegar al auto donde la estaba esperando el marido, me llevé tremenda sorpresa al darme cuenta que era el Gigi. Alto, chascón, ordinario, no me dijo ni hola, sino que me quitó el paquete de las manos, lo metió en la maleta del auto y se fueron sin darme ni las gracias. A pesar del desprecio, a pesar de que no me dieran propina, me devolví a la tienda con una sonrisa de oreja a oreja: había conocido al Gigi. Era el hueón que siempre pensé, cuico, arrogante, pero lo conocí en vivo y en directo, tendría una buena historia para contarle a mis padres, a mi hermana y al Matías.

Nuncas más supe del Gigi, aunque obviamente siguió existiendo (el video de arriba demuestra que su programa continuó unos años más, para deleite de... ¿alguien?). El domingo en la noche hablé por teléfono con mi papá y me preguntó: "¿Viste al Gigi en Top Chef?" ¿QUEEÉ? le dije, no tenía idea de que había vuelto a salir en la tele. "Mira la página de TVN, te va a encantar", dijo mi padre, conociéndome. Y efectivamente:

Haga click en el chascón para ver porqué gocé nuevamente
Así es amigas y amigos, el Gigi sigue siendo el mismo rasca de siempre, hizo show en televisión nacional, picado por su eliminación del programa de cocina Top Chef. Luego de ver la corta escena en que manifiesta su desprecio a los jueces, recordé todo el gozo que el Gigi me dio en mi juventud y pensé: este es el ocaso de un grande. O más bien de un alto, porque grande, lo que se dice grande, nunca fue ni será. Comprobado (y más de una vez, se sabe).

lunes, 22 de septiembre de 2014

el flagelo del meme (postdata)

A raíz de vuestros comentarios, queridos y escuálidos lectores/as, vamos con una pequeña "coda" al estudio publicado recientemente.

Sí, el meme tuvo un potencial minimalista, incluso poético, pero se abortó a sí mismo en breve, como bien indica el amigo nómade. Acá un ejemplo del principio del fin (aunque destaco el carácter autorreflexivo del meme):

No deja de tener gracia que eso lo diga Neil deGrasse Tyson, uno de los científicos más reputados hoy en día en la tele. Y sí, la mayoría de estos memes son de fotos virales modificadas para representar una actitud o situación, diferenciándose de los memes prístinos, como estos (aunque hay un par de colados como Jackie Chan y el mismo negro de arriba): 



Estas caras también representan una actitud, pero fueron creados con ese fin particular, viralizándose rápidamente y siendo apropiados por los usuarios. En realidad, ese es uno de los aspectos más interesantes de los memes, su capacidad de adecuación a contextos particulares, su rápida difusión y su condición anónima. Precisamente, cuando el meme ridiculiza a políticos o personajes destacados del mundo del espectáculo hay una suerte de respuesta social a dichos o situaciones, pero como bien dice el amigo Igor, es sólo un ejercicio de desahogo sin incidencia en las prácticas cotidianas, mucho menos en las políticas.
Yo insisto en que el meme es nocivo, o sea, cabrxs que se la pasan metidos creando estas tonteras (muy divertidas gran parte de las veces, lo reconozco) y aquellos que las comparten no hacen mucho por la real-realidad. Y claro, también es cierto que en el mundo actual el discurso es clave, pero esta proliferación icónica parece perderse en las marismas de las redes sociales, hundiéndose en la página de inicio y quedando como lo que siempre fue: un grito al viento, un par de kilobytes sin resonancia en las carreteras virtuales del saber.

Según una amiga, aunque los memes sean charchas, al menos permiten conocer otras cosas, como Frida Kahlo o qué sé yo. No estoy de acuerdo, me parece un pobre consuelo. El ícono, la caricatura y el mensaje entregado por los memes viene y se va, dejando un par de risitas (con suerte una carcajada), pero poca o ninguna crítica al estado real del mundo. O quizás sí, hay una crítica, pero estandarizada, aprobada por la mayoría, y que permite al usuario parecer, aparentar conciencia y actitud, pero no ser más que otro pulsador de grasosos teclados perdido en el tráfago cotidiano de las redes sociales, donde nunca pasará nada verdaderamente relevante.

jueves, 11 de septiembre de 2014

otra investigación de 10 minutos: el flagelo de los memes

Yo creo que si te gusta Cortázar, por ejemplo, vas y lo lees, pero no te las das de sabihondo/a compartiendo un meme de él. ¿Cuál es la idea? ¿que todo el mundo sepa que eres fan de algo que en realidad no conoces? Los famosos memes, además de mutilar grandes obras, promueven una lectura superflua de las mismas y sus autores. Y ni hablar de filosofías o ideologías, que circulan por doquier, alivianándose cada vez más y ahorrando horas de lectura de todos los usuarios de las redes sociales. Pero nadie va a convencer a nadie con un meme, ¿o sí? En todo caso, hay memes para todos los gustos, veamos algunos de ellos.

1. El meme llomántico:
Me hace daño estético subir una foto así a mi blog, pero todo sea por la ciencia.
Generalmente con un paisaje digital de fondo, promueve el amor, la hermandad, el entendimiento y la amistad de la forma más cursi imaginable. Es el heredero directo de esa especie de "papiros" que antes se veían tanto en las ferias artesanales, aquellos que traían "bellas poesías" en su interior.

No encontré foto de alguno, pero eran algo así (el análisis del discurso en este caso va por cuenta propia).

2. El meme de autor:

Este es el meme que cita indiscriminadamente a diverso tipo de autores, tanto de literatura como de teoría, filosofía, guiones de televisión, entrevistas, canciones y más. En general la gente los lee y cree saber de qué se trata, es decir, supone que entiende mejor a los autores y su postura política, la que obviamente comparten (sino, ¿para que lo comparten?). Lamentablemente están equivocados, puesto que muchas veces las frases citadas están totalmente fuera de contexto.


En este ejemplo se presenta la frase de Lennon como si perteneciera a su filosofía, cuando en realidad es un fragmento de la canción "Beautiful Boy" del disco Double Fantasy de 1980 (bueno, puede ser parte de su filosofía, pero ¿por qué no compartir la canción mejor?). Revolucionarios críticos del sistema y también reaccionarios amantes del capitalismo salvaje utilizan este tipo de memes para justificar sus ideologías, muchas veces como base de las mismas. Curiosamente el meme de autor también tiene un parentesco con un artículo popular de las ferias artesanales: el cuadrito de cobre.

Igual son tiernas las casas donde hay de estos, junto a las fotos de cuarto medio y el diploma de kinder.
3. El meme humorístico:

Quizás el más amable de la familia, puesto que no pretende ser más que lo que es: una tontera. Se agradece la sinceridad, aunque finalmente también se ha convertido en un elemento de estupidización social. Todos hemos oído de cabrxs chicxs, e incluso a gente de nuestra edad, expresiones tales como "like a sir", "challenge accepted" o "(concepto), (concepto) everywhere". La mayoría de estos memes tienen un personaje que puede ser adaptado a diversos contextos o situaciones.

Sin embargo, es algo digno de celebrarse cada mes con un meme de Gardel.

En conclusión, los memes le hacen daño a la mentalidad humana, porque, en primer lugar, invitan a una reflexión mínima en torno a temas realmente importantes (política, hechos históricos, sucesos contemporáneos, filosofía e ideología) y en segundo lugar porque, así como los garabatos, han aportado a la economización verbal (y por ende cerebral) de nuestro hablar cotidiano, menguando la capacidad crítica y reflexiva del usuario. O quizás no es para tanto, pero son apestosos, yo los suprimiría.

martes, 9 de septiembre de 2014

atracción al vacío

No hay forma de evitarlas, se ha vuelto una práctica cotidiana deshacerse de ellas. Con regularidad llegan estas visitantes a apoderarse de él, que siempre se vio tan solo, que se consideró vacío. Pero ahora ellas, insistentes, vienen con la pretensión de instalarse en su centro. Alrededor de su ser ha crecido un frondoso bosque que favorece las inmiscusiones y la instalación de las forasteras permanentes. Una invasión diaria en un espacio inerme del cuerpo, un lugar receptivo por excelencia - ¿Tendrán algo de responsabilidad mis vestimentas, mis ropajes? 

No hay caso, las pelusas en mi ombligo se han vuelto cosa de todos los días. Y aprendí a quererlas, las tomo delicadamente con mis dedos, soplo y las invito a volar. Mientras flotan por la habitación reflexiono en torno a mi centro, percibiendo que no es tal. Nos asemejamos, las cosas, los cuerpos y las filosofías llegan, me atraviesan y luego siguen su camino. Me iré como llegué, vacío, pero mientras tanto conservaré este precario equilibrio entre asentarse y sostenerse en el aire, como ellas.

martes, 2 de septiembre de 2014

Tehanu (cuarta novela del ciclo de Terramar)

Cuarta novela de la saga, o primera de la segunda trilogía (según algunxs entendidxs), al momento de su publicación provocó halagos y alegos por igual. Ambientada también en el archipiélago de Terramar, fue publicada 17 años después de las primeras tres novelas, y su ritmo es distinto, sin duda. Extrañamente, es la que he leído más rápido de las cuatro primeras.

No me leí esta edición, pero es la portada que encuentro más bonita.
Nuestra protagonista es Tenar, a quien habíamos conocido en Las Tumbas de Atuan (segundo tomo de la saga), quien vuelve a la soledad a causa de su viudez reciente. Sin explicárselo, sólo por instinto, comienza a hacerse cargo de una niña malherida encontrada en las afuera del pueblo. Therru (como Tenar llama a la niña) fue golpeada, violada y posteriormente quemada, en un intento infructuoso por matarla, perpetrado por sus padres y otro hombre. Es duro, pero ninguna sorpresa en los tiempos que se viven en toda Terramar. La crisis de la magia y el equilibrio a la que asistimos en La Costa Más Lejana (tercer tomo) ha hecho estragos por doquier, y la isla de Gont (donde sucede nuestra acción) no es la excepción. Al a niña se le quemó la mitad de su cara y perdió un ojo, causando rechazo entre las personas a causa de su aspecto (popularmente se cree que algo o alguien violentado por el mal es malo también).

Asistimos a la vida cotidiana de Tenar, quien mientras lidia con Therru y su sanación (física y espiritual) debe hacerse cargo también de la muerte del mago Ogion (maestro de ella y Ged, aunque brevemente, en ambos casos) y el regreso de Ged, quien cerrando la brecha que separa el mundo de la vida con el de la muerte ha quedado muy dañado. Así, mientras Therru y Ged deben aprender un poco de resiliencia, Tenar se cuestiona muchos asuntos, en general concernientes a la regimentación del poder en el mundo de Terramar, eminentemente patriarcal. Esta sociedad subordina a las mujeres de distintos modos, llamando la atención particularmente su relación con la magia. Las mujeres sólo pueden aspirar a brujas, negándoseles la entrada a Roke, la escuela de magia del archipiélago, y por ende limitando su poder (precisamente, la imagen de la bruja, que en tomos anteriores había sido representada superficialmente, tiene un papel importante en esta novela, sobre todo en el personaje de Musgo, la bruja que se constituye en amiga de Tenar y Therru). Esta organización social se vive como natural por todos y todas, excepto por Tenar, quien a causa de su pasado como sacerdotisa en la oscuridad de las Tumbas de Atuan, así como su presente de extranjera (su color de piel es distinto al común en Gont) tiene una visión comparativa que la hace cuestionar el orden imperante e incluso pensar en otras formas de vivir:

'Will you be about the house?' she asked him, across some distance. 'Therru's asleep. I want to walk a little.'
'Yes. Go on,' he salid, and she went on, pondering the indiference of a man towards the exigencies that ruled a woman: that someone must be not far from a sleeping child, that one's freedom meant another's unfreedom, unless some ever-changing, moving balance were reached, like the balance of a body moving forward, as she did now, on two legs, first one then the other, in the practice of that remarkable art, walking...

Traducción libre:
'¿Vas a estar por acá en la casa?' le preguntó, a cierta distancia. 'Therru está dormida. Quiero caminar un rato.'
'Sí. Anda,' dijo él, y ella anduvo, reflexionando sobre la indiferencia de un hombre en torno a las exigencias que guían a una mujer: que alguien no debe estar lejos de un niño dormido, que la libertad de uno significa la esclavitud de otro, a menos que se alcance un siempre-cambiante equilibrio móvil, como el balance de un cuerpo moviéndose hacia adelante, como ella hacía ahora, sobre dos piernas, primero una luego la otra, en la práctica de un arte extraordinario, caminando...

Algunas críticas que leí luego de terminar el libro alegan un negativo cambio de ritmo en esta novela con respecto a sus precedentes, repudiando la escasez de magia y la abundancia de emoción-sensibilidad que impregnan la obra, pues esta narrada desde un punto de vista femenino. Yo no estoy de acuerdo con estas críticas, puesto que si bien en este libro la protagonista indiscutida es Tenar, en todos los tomos del ciclo la emoción y la sensibilidad tienen un papel importante, la maduración y el crecimiento son una de sus características más notorias, así como el elaborado desarrollo interno de sus personajes (que no son unidimensionales, se equivocan y aprenden en una búsqueda de equilibrio constante).

Portada de Tehanu en el "The Earthsea Quartet", la edición que leí.
1993. Penguin Books, London.
Si bien el final de la novela es algo precipitado, no deja de ser satisfactorio. Aunque ahora me domina una ansiedad suprema por leer los dos tomos que siguen: Cuentos de Terramar y En el Otro Viento, los cuales conforman el segundo ciclo de la saga, más feminista al parecer (¡qué maravillosa oxigenación para la literatura fantástica!).