Cuando las pestañas en el navegador
se acumulan peligrosamente
es señal inequívoca de que
no estoy haciendo las cosas que debería:
o terminándolas
o nada.
Esa debería ser mi máxima
pero la hallo agresiva.
Reprendiéndome
nunca ha salido lo mejor de mí
(la escritura menos que todo).
Hay tanto ideado
y tan poco planificado.
Es tan grande el imaginario
y tan corta la organización.
Pero no me debo castigar
sino activar.
Hacer por hacer, mover el engranaje
-disculpad una imagen tan modernista-,
regar mis raíces
-ahora me puse hippie-,
en fin, cumplir
con mi jefe
Don Migo Mismo.