lunes, 31 de marzo de 2014

me carga el lollapalooza

I

Pero no por las mismas razones que a los ejércitos de la consciencia. No porque deteste a las bandas, no porque sea la meca de los hipsters chilensis, no porque esté lleno de cuicos ni porque esté lleno de flaites. Precisamente, lo odio porque llama a estas calificaciones, promoviendo el odio y los alegatos de clase más deschavetados desde ambos lados.

Nunca he ido al lollapalooza, nunca creo que vaya. Claro que me molesta que le griten nana a la Ana Tijoux, pero que se transforme en una excusa para millones de alegatos resentidos de cabrxs que de seguro, si los invitaran, no dudarían un segundo en ir, también. Nada más fácil que tirar mierda a los cuicos, pero a mí me consta que no son el único público allí. Caleta de amigos van al súper show, ahorran y se gastan sus chauchas en esa tontera (a mí me lo parece) y lo pasan la raja viendo a grupos de moda (o revival de los 90), pero no son de plata. Algunos sí, algunos no.

Insisto, no me interesa el lollapalooza, pero la mierda que le tiran me obliga a defenderlo. ¿Es una moda ir? demás que sí. ¿Es carísimo? de seguro lo es, no he mirado los precios. ¿Esta lleno de gente estúpida? seguramente, igual que en todos lados. ¿Es una moda estar en contra? también supongo que sí. ¿Por qué no están en contra de Mc Cartney cobrando desde 40 a 500 lucas? Eso es igual o más "cuico", pero claro, es una leyenda viviente, déjenlo.

Cada semana habrá una nueva excusa para desenvolver el resentimiento personal, hoy lollapalooza, mañana las entradas a fantasilandia, pasado mañana la fiesta de año nuevo del club hípico. Nada de eso me interesa, pero si voy a defender la dignidad humana y la justicia social, lo haré de forma seria y donde valga la pena, no comentando una noticia en el feibu.

Mejor me voy al Homerpalooza.




II

A propósito de lo que le gritaron a la Ana Tijoux. El otro día caminaba por la u y de chiripa escuché retazos de una conversación entre dos chicas:

-Nooo, si yo respeto a las nanas.
-Yo igual.
-De hecho mi nana es peruana y no tengo problema...

Pensé en dos cosas. Primero, ¿debería tener algún problema? No lo creo, entonces su posición no es tan revolucionaria como piensa, todo lo contrario, es bastante reaccionaria, disfrazada de progre. Segundo ¿el tema es la nanidad o la peruanidad? Supongo que para ella tener una nana peruana es lo más open-minded del mundo, casi un aporte a la diversidad. Pienso que si no le importara, si realmente le diera lo mismo el origen de su nana, pues no sería tema, no tendría que demostrarle nada a nadie.

Yo tuve nanas cuando chico, porque mis papás trabajaban caleta y pasábamos solos con mi hermana. Hubo unas buenas y otras malas, como en cualquier trabajo, supongo. Incluso una, la más mala de todas, denunció a mis papás por supuestos malos tratos y exprimió un poco el ya escuálido presupuesto familiar. Fue una mala temporada esa.

Pero hubo una, la más especial de todas, mi segunda madre: la Mila. Milagros es su nombre completo, y no la veo hace años, aunque de vez en cuando la visito en Santiago. Creo que ya le debo una nueva visita, ha pasado tiempo más que suficiente.

La Mila se sacó la cresta para darle el sustento a sus hijas. Se fue de su país, Perú, para enviarles platita, así como también a su madre. Pienso en lo valiente que fue, que es, alejándose de su familia en pos de un mejor pasar para todos. Prácticamente crió a otros niños (mi hermana y yo), pero logró sus objetivos. Incluso le otorgó educación superior a sus hijas, y según supe ahora es abuela.

Personas como la Mila son francamente admirables, y nunca, nunca jamás decirle nana a alguien va a ser un insulto para mí, sino todo lo contrario, porque ella, que fue mi nana, es una de las mujeres más increíbles que he conocido en la vida, un modelo a seguir. Salud por ti, Mila querida.

jueves, 27 de marzo de 2014

gatos blueseros (y un avestruz)

Salta con un blues gatuno

abandona todo otro disfraz


a este sentimiento me uno


y no por buscar la verdad


más bien por el goce de cantar


inventar frases y volar


escabullir la realidad


con sentimientos sin igual




La tristeza me ha recorrido


aunque también la levedad


de una sonrisa sin motivo


más que por calles caminar


observando a los nativos


hijos de un cielo asfaltado


harto rasca en realidad






Por eso sóbranme motivos

para salir a develar


los misterios y sonidos


que me ofrece la ciudad


nunca fueron un secreto


nunca ocultos tras un bar





El alcohol no me interesa

más me gusta observar


a los locos parroquianos


que se entregan a tomar


y dan jugo sin igual


El llanto, el canto, los trastos


hacen reír harto


pero yo no me divierto


porque soy bluesero


primo del cancerbero


y no me acompaña


más que el desconsuelo

lunes, 24 de marzo de 2014

día 5

Las ganas de entrar se han atenuado. He entrado en las mañanas y aburrido, en las noches y aburrido. Nada que perderse, nada que compartir. Ya no tengo muchas ganas de entrar, o tal vez ganas sí, pero no esa necesidad absurda. Ya no me pillo abriendo nuevas pestañas y deteniéndome. Es un avance saludable, pero he encontrado otros modos de perder el tiempo: he jugado "Zelda: a link to the past", aunque me pongo como límite destruir a un jefe por día.

La dificultad para levantarme en las mañanas sigue siendo lo más preocupante, y a quién culparé ahora que feisvuk está lejos... a la marihuana de dudosa procedencia, a la comodidad, al frío, al calor.

Me he fijado que tal vez estoy experimentando una pequeña regresión internetera. He vuelto a gmail como antes del flagelo feisvuc, es decir, al chat y eso... ojalá pronto a escribir cartas a mis amigos. Eso me molesta también, al usar la red social todos creen (yo creía) que están al corriente de las vidas de sus amigos. ¿Será necesario explicar que ello no es así? ¿Qué pensarán de mi propia vida, ya que comparto pura basura y raramente subo fotos personales?

Curioso: un amigo compartió mi reseña de Children of Men en feisvuc, lo que en principio me avergonzó notablemente, aunque luego pensé: en realidad da lo mismo, es improbable que alguien la lea, feisvuc se trata ante todo de la imagen y la autocomplacencia, no de andar leyendo weás. Allá en la red social nadie lee y, por lo tanto, cada quien habla de las cosas que le interesan nomás, cual caballo con anteojeras, de un modo bastante cerrado y direccionado. Tal vez si la entrada tuviera una foto de un gatito o de una modelo en bikini alguien hubiese abierto el link (no digo hubiese leído, porque eso es aspirar a demasiado).

Una confesión final: me he pillado ansioso en blogger y gmail, esperando comentarios a algunas de mis entradas. De pronto caí en la cuenta de que estaba jugando el mismo juego del que huyo, un juego que no pertenece a este reino, sino al de feisvuc. Subir cosas, comentarlas, aplaudirnos mutuamente... ¿para eso escribo en este lugar? Quizás en algún momento sí, ahora no, ahora es para mí. Si se asoma alguien y conversamos, bien, pero sino, bien también. Hoy por hoy, este lugar existe para no olvidar escribir, escribir, escribir. Me gusta cómo se ve, con esos pajarracos y el verde que lo envuelve, quizás un diseño algo pendejo, pero siento que calza perfecto conmigo. Silogismos aparte, me siento bien aquí, donde las ideas pueden desarrollarse un poco más, y no es sólo por el lugar, yo mismo estoy permitiéndomelo cada vez más, con menos temores, y menos pendiente de la inmediatez con la que el azulado reino presiona... presionaba... espero.

viernes, 21 de marzo de 2014

Children of Men

Tremenda película, desde que la vi el año 2008 se convirtió en una de mis favoritas. El año pasado, de chiripa, pillé el libro en una liquidadora santiaguina y me lo compré, pero como me estaba quedando en casa del amigo que me presentó la película, se lo presté para que lo leyera. La semana pasada estuve en su casa y el libro estaba allí, lleno de polvo, aún sin leer. Obviamente, tuve que quitárselo, su tiempo había pasado, y esta semana me lo leí.

Ediciones B. Zeta Bolsillo.
Año 2006 (originalmente publicado en 1992)
340 páginas.
Entre nos, la edición del libro es una mierda. Fea la portada, emulando a la película chulamente, y por dentro un incontable número de errores de tipeo -palabras juntas, letras desaparecidas, tildes incoherentes-. Sin embargo, lo disfruté.

La película es del 2006 y el libro de 1992. Obviamente el tema es el mismo, con algunos cambios de personajes y trama, pero esencialmente iguales: la humanidad ha quedado estéril, no han nacido niños desde hace 25 años y, por ende, la existencia humana se dirige hacia su inexorable fin. El protagonista en ambos soportes es Theo Faron, hombre de 54 años, cínico y desencantado empleado público en la película, cínico y desencantado profesor universitario experto en la época victoriana en el libro.

Es un buen libro, cercano me parece a la novela policial (la especialidad de P.D. James). Se divide en dos grandes partes: Omega y Alfa. La primera hace referencia al nombre con que se llama al fatídico año en que todo el mundo quedó estéril y dejaron de nacer niños en el planeta. Se intercalan capítulos que corresponden al diario de vida de Theo, correspondientes al mes de marzo de 2021, con un relato más alejado, de un narrador omnisciente, aunque ni tanto. Así, nos enteramos de la aburrida vida de Theo, hombre separado que, al parecer, nunca ha sentido amor verdadero (suena mamón, pero no es el ánimo del libro). Un grupo de sujetos revolucionarios se contactan con él, puesto que Theo es primo de El Guardián, dictador de Inglaterra, para que intente convencerlo de cambiar su política respecto a los vejatorios exámenes médicos (se buscan mujeres y hombres fértiles mediante pruebas semestrales), los Quietus (forma de suicidio grupal y asistida por el gobierno), los temporeros (migrantes sanos recibidos para hacer la pega que nadie quiere hacer y posteriormente expulsados del país), el uso de la isla de Man (colonia penal abandonada en la cual funciona la ley del más fuerte) y, obviamente, convocar a elecciones democráticas.

Los Cinco Peces, como se hace llamar el grupo revolucionario, no tiene ninguna experiencia en cuanto a lucha política y, de hecho, 2 de sus miembros son sumamente cristianos y espirituales. La conversación con el Guardián no da frutos y Theo decide irse de viaje por unos meses, abandonando esa pequeña chispa revolucionaria que iluminó su frente por algunos segundos. Vuelve en octubre de 2021, mes en que transcurre la segunda parte del libro: Alfa (¿sospechoso título? es bastante obvia la referencia). Vuelve a contactarse con los Cinco Peces, esta vez por decisión propia, y los ayuda en una situación bastante peliaguda: poner a salvo a Julian, una de las mujeres del grupo que, sorprendentemente, está embarazada.

La acción no es tan trepidante como en la película. Aunque, ahora me doy cuenta, Cuarón mantuvo mucho del espíritu del libro, con excelentes resultados. La novela tiene más elementos cristianos, y de hecho el título proviene de un salmo exclamado a causa de la muerte de uno de los personajes: "Señor, Tú has sido nuestro refugio, de una generación a otra. Antes de que existieran las montañas, o fueran creados la tierra y el mundo: Tú eres Dios de lo perdurable y mundo sin fin. Tú vuelves el hombre a la destrucción; de nuevo dices: Venid de nuevo a mí, hijos de hombres. Pues un millar de años a tus ojos son como ayer, pues ves lo pasado como un vigía en la noche". En la película, a pesar de no hacer referencias directas a la doctrina cristiana, hay ciertas escenas con reminiscencias mesiánicas, como la salida del edificio en el campo de refugiados. Asimismo, el ánimo de Theo, muy claro en el libro a través de sus propias opiniones respecto a diversas situaciones (diario mediante), también está muy logrado en la película, con pequeñas menciones a su historia personal por parte de otros personajes y su actitud frente a algunas situaciones. 

En definitiva, uno de esos raros casos en que, a pesar de que la novela no es nada mala, la adaptación cinematográfica supera al libro. Alfonso Cuarón supo dotar de mayor complejidad a la decadente sociedad inglesa, así como a sus creencias religiosas y también en cuanto a la crítica de la cultura de masas, algo que P. D. James recrea en un ambiente más íntimo, más doméstico, podríamos decir, pues no hay mucho detalle sobre el mundo exterior (excepto ese gran pasaje en que describe a las mujeres desquiciadas que pasean a sus muñecas) y los embrollos políticos son bastante simples (el final es algo irreal en ese sentido, aunque coherente con todo lo que se venía fraguando en el texto). De todas formas lo recomiendo, y si alguien se anima, se lo presto.

Comparto dos fragmentos, uno el de las señoras chaladas, y otro el del resentimiento hacia Dios (que otorga más sentido al salmo que da titulo a la novela):

"Theo, más deprimido y ofendido por esta farsa de lo que tan inofensiva comedia justificaba, empezaba a alejarse cuando sucedió. La segunda mujer cogió de pronto la muñeca, la arrancó de entre los cobertores y, sin decir palabra, la hizo girar dos veces sujetándola por las piernas y le aplastó la cabeza contra el muro de piedra con una fuerza tremenda. El rostro destrozado y los fragmentos de porcelana cayeron tintineando a la acera. La dueña quedó absolutamente muda durante un par de segundos, y luego gritó: fue un sonido horripilante, el grito de los torturados, de los afligidos, un alarido agudo y aterrorizado, inhumano pero demasiado humano, incontenible. [...] Dos ojos relucientes, horriblemente reales, rodaron hacia Theo unidos por un muelle. Por un instante sintió el impulso de recogerlos, de ayudar, de pronunciar al menos unas palabras de consuelo. Hubiera podido hacerle notar que siempre podía comprarse otro bebé. Era un consuelo que no había estado en su mano ofrecer a su esposa. Pero su vacilación fue sólo momentánea: reanudó su camino con paso enérgico. Nadie más se acercó a ella. Las mujeres de mediana edad, las que habían llegado a la madurez en el año de Omega, eran notoriamente inestables" (56).

"Bordeando por el interior la verja del parque, caminando en fila sobre el césped, pasó una compañía de flagelantes. Llevaban el torso al descubierto, e incluso bajo el frío de febrero vestían únicamente taparrabos amarillos y sandalias para sus pies desnudos. Mientras andaban, iban blandiendo pesadas correas anudadas que laceraban sus ya ensangrentadas espaldas.
[...]
-¿Le parece ofensivo este espectáculo? -pregunté-. A la gente le disgusta ver sangre.
-Me parece ridículo, señor. Si Dios existe y ha decidido que ya está harto de nosotros, no va a cambiar de idea porque una banda de desesperados se vista de amarillo y vaya gimoteando por el parque.
-¿Cree usted en Él? ¿Cree que Dios existe?
Nos habíamos detenido ante la puerta del antiguo Foreign Office. Antes de bajar a abrirme la portezuela, el chófer volvió la cabeza y me miró a la cara.
-Quizá su experimento ha sido un espectacular fracaso, señor. Quizá sólo esté desconcertado. Se da cuenta del caos, pero no sabe cómo arreglarlo. Quizá no desee arreglarlo. Quizá sólo le quedaba el poder suficiente para una intervención final. Así que la hizo. Sea Él quien sea, esté dónde esté, espero que arda en su propio infierno" (132).

jueves, 20 de marzo de 2014

día 1

Con mi amigo Nómade echamos a andar un desafío: alejarse de la enviciante red social que se come nuestros días y noches. Ninguno de los dos entiende muy bien esa intensa necesidad de conexión constante. ¿Voyeurismo, apatía, soledad? Debe ser un poco de todo, y más incluso. La cosa es que hay nuevas reglas: sólo se podrá usar 2 veces al día, 30 minutos cada una.

Antes de eso era difícil cuando quería alejarme, volvía cada 10 minutos más o menos, incluso menos, siempre menos. Y tengo tanto qué hacer y no avanzo, de hecho eso es lo que más me sorprende: esa negación del trabajo productivo. A veces creo que la red social azul es como esas drogas oscuras con las que la tele me asustaba cuando chico. El otro día dije que la tele me había dejado huérfano, pero la verdad es que yo la abandoné, me fui a vivir con su primo computador, y todo empezó a irse al carajo cuando conecté mi cabeza vía módems a la red.

Nómade dice que igual le pasa con yutub. "Denante llegué a un video de Pancho Melo y pensé: ¡esto no me interesa!". Y es que nada de yutub o de feisvuk interesa realmente. Entonces este vicio, ¿nace a pito de qué? ¿del sapeo constante? eso me daría pena, tal vez me doy un poco de pena.

Hace unas semanas leía una de esas investigaciones chantas que la gente comparte, precisamente, en feisvuk, la cual decía: la creación de un nuevo hábito toma aproximadamente 21 días. Obviamente la investigación se hacía creando hábitos inútiles como tomar un vaso de agua después de comer, ir al baño a lavarse las manos a tal hora del día, y puras cuestiones que no le cambian la vida a nadie. Cuando empecé la lectura de ese "artículo" pensé que intentarían crear hábitos como dibujar, pintar, leer, escribir, y nada. Ahora, intentaré crearme un hábito de no estar en feisvuk. Y argumento lo paradojal de utilizar un método extraído del mismo lugar del cual quiero huir, mediante dos puntos. En primer lugar, creo que guiarme por un artículo chanta leído allí mismo es una hermosa y coherente ironía y, en segundo lugar, porque no espero un cambio de vida trascendental, ya que eso implicaría aceptar que la red social me la cambió y banalizó previamente.

E insistiré con que feisvuk es una estupidez que, en el fondo, le interesa a nadie. ¿Qué son esas discusiones tan acaloradas, donde la letra capital representa el alzamiento de la voz? ¿Acaso alguien cree que va a convencer a alguien con un video concientizador? ¿Por qué tantas fotos de sus comidas, de sus rostros, de sus paseos, de sus amigxs, de sus mascotas? Imperio del ego, del desencanto, del desahogo chanta, de la masturbación intelectual, de las zalamerías y de la vanidad. Y oh, también del aburrimiento, tal vez lo más representativo epocalmente que tiene feisvuk.

Ni siquiera entraré en la discusión acerca de la contradicción entre lo compartido allí y las vidas reales de nosotros los usuarios. Me parece que todo está tan claro, y aún así estoy empantanado por feisvuk. Por eso el cambio será gradual. No me apetece cortar este mal de raíz, porque también permite comunicarme con gente entretenida, además que me acuerdo de estos borrachines que se hacen evangélicos y luego apestan con su proselitismo trasnochado, por dar un ejemplo común de jardinería moral extrema.

Yo quiero recuperar la capacidad de organizar mi tiempo, pues creo firmemente en que hay mil y un cosas entretenidas, apasionantes e interesantes por hacer.

Mis metas para 20 días más (aunque si es antes mejor):

-reducir el uso de feisvuk a 30 minutos diarios.
-escribir diariamente, aunque sea cualquier tontera como ésta.
-dibujar al menos una vez a la semana.
-organizar mi horario, intentando dejar el fin de semana libre siempre.
-hacer más listas como ésta.
-hacer reseñas de todos los libros que me vaya leyendo.
-[espacio para agregar más metas en el camino o al final de éste]

Salud!

miércoles, 19 de marzo de 2014

ternuras cotidianas


-Sabís que siempre que veo ese monito, que está al lado de Persépolis, me acuerdo de ti.

-[risas] ¿por qué?

-Porque es como tú.

-[silencio]

martes, 18 de marzo de 2014

más músicos y aventuras andinas








Todo con el sello de calidars, continuidad y seriedad que siempre le otorga:


Alfredo Domínguez: cuando el otro se vuelve canción

“El barreno golpe a golpe
al hombre le quita su mundo
y el fondo devuelve el eco
hecho canto moribundo”.
Alfredo Domínguez, Juan minero.

Muchas veces, se hace imposible separar al artista de su obra, pues el vínculo es tan intenso que hacerlo sería desmerecer el origen, separar lo inseparable, y fragmentar más aún este destartalado mundo. Esa consistencia está presente en Alfredo Domínguez, guitarrista y artista plástico boliviano, quien vivió en carne propia lo que sus dedos arpegiaron, lo que su corazón cantó extendiéndose a través del instrumento. Nacido en Tupiza, departamento de Potosí, experimentó en carne propia el éxodo de las familias bolivianas a la zafra jujeña -en Argentina-, y allí aprendió a tocar guitarra, a la edad de trece años. Mucho tiempo después, ganaría una beca que le permitiría viajar a Ginebra, donde su talento comenzaría a ser reconocido por quienes tienen la autoridad para decir lo que es bueno y lo que es malo en el mundo del arte. El paralelismo que su historia de reconocimiento en el exterior pueda tener con Violeta Parra no es simple casualidad, pues ambos personifican puntos de inflexión en la música folklórica-de-protesta-social en sus respectivos países. Incluso, llegaron a conocerse en la Peña Naira, donde ella lo incentivó a cantar sin miedo: “Para cantar los versos del pueblo no es necesaria una buena voz, sino sentimiento y compromiso”. Más tarde formaría parte del grupo Los Jairas, donde Gilbert Favre (también conocido como Run-Run) tocaba la quena.

En el año 1969, Domínguez publicaría la que es su obra cumbre: Vida, pasión y muerte de Juan Cutipa. Disco de marcado carácter testimonial, vislumbra parte de la realidad social y cultural de Bolivia mediante el relato de una vida particular, la vida de Juan Cutipa. Este es un indio boliviano al cual conoceremos a lo largo de las doce piezas de la obra, pero también nos enfrentaremos a una realidad cruda y dura. Son ciclos de enseñanza, ternura y dolor, y estos nos aproximan a un otro antes desconocido, del mismo modo que podría hacerlo una buena etnografía o historia de vida. 

El disco comienza con un villancico, más andino que católico. Precisamente, refiere a un sincretismo innegable, percibido a través de una guitarra de arpegios y rasgueos precisos, fuertes apagados y calmos armónicos, una muestra de técnica que cualquier guitarrista que se precie no podría desdeñar. Dominio y juego, el mástil del instrumento es recorrido diestramente, con seguridad y sutileza. Así, pasamos a la navidad rural, en que el nacimiento de cristo es recreado en una versión indígena: “Presurosos los llameros / llegaron a aquel lugar / cual si fueran los tres reyes / se pusieron a rezar”.

Luego, en un pasaje musical sobre su infancia, Juan Cutipa se desempeña como pastor y su soledad encarna en la armonía de la guitarra, que nos traslada a elevados retiros serranos, montañas inundadas de pensamientos por donde pastan ovejas y llamas junto a cielos tremendos. Es en esa infancia cuando Juan aprende a leer, y parte del animismo de la cosmovisión andina se hace presente, a pesar de estar adquiriendo un saber proveniente de la cultura hegemónica, la escritura: “El cerro al ver sus abarcas /lagrimeando está por dentro. / Qué más puede pedir, /si Juan ya sabe escribir” (viva juancito). ¿Será que la escritura, a pesar de provenir del llamado mundo occidental y su cultura homogeneizante, es algo útil que un dios tutelar es capaz de celebrar?

El disco prosigue con la procesión, acto que mediante un sincretismo instrumental ofrece al oyente imágenes de un recorrido religioso. Cabe decir que la guitarra obviamente se introdujo en los Andes Centrales de la mano de los españoles, pero renació con los indios en un bautizo musical híbrido, del cual Alfredo Domínguez da buena cuenta. En este artista hay un entrecruzamiento de saberes y voluntades que avanza, lenta y solemnemente hacia la independencia de sentido. Es luego de la procesión cuando Juan Cutipa es arrebatado de su infancia y de su hogar, convirtiéndose en juan soldado. Joven maltratado y oprimido, frente a la adversidad se refugia en su interior y decide no languidece por unos cuantos golpes: “Su teniente le castiga / y le da una bofetada. / Mentalmente él se ríe / porque no le duele nada. / Al Juan dentro e' lo suyo / nadie le grita ni humilla, / todo esto es tan cierto / que hasta parece mentira”. La canción finaliza con la transformación de Juan, pues el servicio militar le ofrece la oportunidad de convertirse "en un civil", con lo cual puede navegar entre los mundos culturales y geográficos, mucho más allá de lo que se le permitiera anteriormente.

Como ya se mencionó, gran parte de los pasajes del disco hacen referencia directa a la vida personal de Alfredo Domínguez, quien en su juventud emigró al norte de argentina a trabajar la zafra, hecho representado en éxodo: “Gentes coyas de todo lugar / van camino a un cañaveral / la frontera cruzando están / cada uno pensativo va /…/ Trabajo trabajo / no existe el jornal / que duro el engaño / eso es explotar”. 

Por su parte, el zapateo es una danza cuyo simbolismo escapa a mis conocimientos reales e imaginados, pero introduce la nueva etapa vital de Cutipa, viviendo junto a su esposa y agobiado por el trabajo, pero con añoranza de tiempos de mayor ligereza, antes de internarse en las profundidades de la tierra a trabajar. Ante este hecho se nos proporciona algo de la visión de la esposa: “Un pedazo de su tierra / gira adentro e' su mente / del marido que ya pronto / verá el suelo que siente”. Así comienza el trabajo en la mina, y la rueda se encarga, a través de golpes y armónicos en la guitarra, de representar el trabajo dentro de la misma: ordenado y monótono, duro y oscuro. Lamentablemente, el jornal mengua la vida de Juan minero, envolviéndolo en una espiral de penurias que sólo puede terminar en la muerte: “La roca ya quedó blanda / pero el vigor va cediendo. / Juan ya vive horas extras, / un sueño lo va envolviendo. / Juan Cutipa se está muriendo”.

La obra finaliza con la muerte del indio, instrumental lleno de sutileza que lentamente nos ciñe en las sombras. Mediante un trémolo guitarrístico que pareciera surgir de las entrañas de una tierra agónica, Alfredo Domínguez concluye el relato, potente en su carácter de tragedia moderna. Recomiendo la escucha atenta de este disco, muestra inigualable de la gran capacidad músico-narrativa de este eximio guitarrista andino, quien nos proporciona la oportunidad de conocer a un otro, que en este caso es un arquetipo epocal del indígena boliviano, pero también es él mismo, su historia y la de muchos hombres y mujeres entramados en la vida contemporánea. Sin esencialismos, con creatividad e hibridación, va esta joya:


jueves, 13 de marzo de 2014

cochismo


Entrar a casa y no encontrarte en la puerta me abate por un rato. Es una especie de duelo knock-out , se me olvida, creo que se me olvida y de golpe la realidad otra vez, el tiempo alargándose y mostrándome el vacío frente a la puerta. Perplejo, recuerdo que te fuiste, y quizás mi memoria falla frecuentemente porque todo fue tan abrupto. O tal vez siempre es así, nunca había vivido una muerte –aunque es imposible vivir una muerte, más bien se muere la vida.

Parece que soy ateo y es un problema, ¿a quién imprecar? ¿cómo consolarme?

Ha pasado el tiempo y estoy más tranquilo, aunque sigues apareciéndote, intentando reemplazar a ese chaleco negro sobre el sillón, a esa mochila a los pies de la cama. No eres tú, pero sí, porque sigues rondando en el rabillo de mis ojos.

Decidí que te pensaré como mi guardiana, una especie de tótem personal y urbano, espíritu tutelar –todo esto llevado a la praxis mediante un ánimo activo y consciente que tenga como objetivos las directrices que te guiaban. Estas siempre fueron el amor y la libertad. Medio inventadas, medio comprobadas, tus prácticas cotidianas evidenciaban la ternura y la luz. Y yo quiero guiarme por las mismas cosas.

lunes, 10 de marzo de 2014

agobio invernal (por Ana Sinapsis Kawabata)

Llueve como ese invierno que tanto duele recordar.
Es un día para comer calzones rotos salados por mis lágrimas,
para leer poemas-del-alma.com

Hasta mi prístino gato me niega el saludo,
¿será porque con la lluvia viene
también el olor a pata?
(saben que solo uso converse)

Llegó la hora de exigir pleitesía a mi séquito
de sus likes depende mi sanidad
así que ya saben ya saben ya

¡Oh, nubes negras!
¡Oh desolación!
Mi ostracismo es tan poético
que merece premiación.

Adiós adiós
nos vemos mañana
en mi nueva d e p r e s i ó n.

sábado, 8 de marzo de 2014

alegatos reprimidos

1. Amigxs, sus fotos de perfil en Macchu Picchu son magníficas, les felicito por encontrar el plano preciso en que no se ven las hordas de turistas sudados subiendo y bajando la escala de la tierra... Saben que en el fondo les tengo envidia.

2. Putas páginas y blogs que atacan con su música -que tanto cuesta desactivar- cuando uno, ingenuo usuario de google, llegó a ellas con el parlante a todo chancho.


3. No hay nada más chulo que esas fotos rosadas, lilas, llenas de flores y/o mariposas celebrando el día de la mujer por fakebook. La gente que las comparte no entendió nada...


Mmm, cuando empecé esto tenía miles de ideas llenas de odio y rencor, pero ya se me olvidaron, así que continuará.

viernes, 7 de marzo de 2014

lectura veloz

El otro día conocí a un chico bastante simpático, con el que nos llevamos bien a causa de nuestro común placer por las lecturas ñoñas de fantasía y ciencia ficción. Obviamente, en algún momento de la conversación llegamos al tema de Canción de Hielo y Fuego, que ambos habíamos leído hasta el quinto tomo (el sexto no sale hasta el próximo año, dicen).
Luego de cotejar teorías e impresiones, no sé bien por qué, aunque es una situación común entre lectores, el muchacho comenzó a jactarse de su fanatismo en el hecho de haber leído el quinto libro en dos días.
-¿En dos días? -le pregunté-. No comiste, no dormiste, no hiciste nada más que leer...
-Jeje -respondió-.

¡MENTIRA DE MENTIRAS! ¿Cómo va a haber leído un libro de 1200 páginas en dos días? peor aún: ¿qué sentido tiene? ¿Dónde quedó el gustito por la historia? Lo único que da a entender es que en lugar de comer y saborear, traga como un glotón.

No entiendo ese afán por fanfarronear de cosas como esas, que a mi parecer dan lo mismo. ¿Qué importa el tiempo de lectura? lo divertido es comentar las sensaciones e imágenes provocadas por la obra. Ni siquiera eso, simplemente disfrutarla, individualmente, al menos hasta que te encuentras con otro ñoño fascinado por la misma novela/cuento/saga. 

Como siempre, no le di importancia, pero en el fondo de mi mente pensé: ¿por qué, para qué? Debo reconocer que me molesta un poco esa actitud de llevar la idea de competencia al ámbito de la lectura, asimismo como repudio a aquellos que se consideran superiores por leer mucho. De pendejo aprendí que la cosa no iba por ahí, porque a nadie le importaba realmente, pero algunas personas se empecinan en rivalizar a través de cuestiones semejantes. Creo que ese tipo de actitudes no son ningún aporte al fomento lector, al menos.

jueves, 6 de marzo de 2014

hijo de la chatarra

Guardianes de la Bahía me dejó cagado, nunca tendría una novia como esas tetonas que corrían en cámara lenta ¿cómo lo hacían? Mitch Bucanon es un ganador, un modelo a seguir. También sacó discos, dicen que es un fenómeno de masas en Groenlandia, donde el presidente es una foca o algo así.

Salvado por la Campana me enseñó que jamás sería popular, a lo más que podría aspirar es parecerme a Screech... Steech... Stich... cómo se llame, ese pelmazo ruliento. Aunque para ello tendría que comprarme un enrulador, porque mi esposa no me presta el suyo. La verdad no se lo he pedido, pero seguramente pensaría que soy rarito.

No quiero ser rarito, quiero ser un winner, como el Príncipe del Rap, pero me falta negritud. Esta maldita morenidad no me lleva a ningún lado, no tengo estilo. no tengo ropa fluorescente ni tampoco sé rimar para sacar un disco de rap (aunque Will tampoco sabía, y lo más bien que se transformó en un fenomenal hombre de negro, pero claro, es negro).

Ni siquiera puedo parecerme a Luz Clarita, no soy carente ni nada por el estilo, mi infancia fue aburrida y citadina, y tampoco soy rubio ni católico, todo está en mi contra. 

Después de ver los Expedientes Secretos X decidí ser agente secreto, para conocer el AREA 51 y todo eso, pero mis papás me dijeron que eran fachos y no me dejaron entrar a los ratis. 

No nací en NiuYorc ni en Los Ángeles, sino el el hoyo que es Santiago de Chile. Ni siquiera tuve un auto alguna vez, ¿cómo podría llegar a algún lado? A pata me cansaba, se me ponían hediondos los pies, me daba vergüenza ir a las fiestas con piscina siempre con el mismo traje de baño.

La tele me enseñó que soy un típico chileno, picarón, dicharachero, bueno pa'l copete... pero ni siquiera soy así realmente, hay gente más afortunada. Ni siquiera puedo aspirar a ser un Venegas, porque nunca viví en esos condominios de La Florida. 

Me enorgullezco de mi bandera pero me aterran las armas. Lo que más me gusta de mi país es la cultura del murmullo, ¿para qué confrontar a la gente, si la puedes descuerar a sus espaldas? hay que ser práctico...

La tele me crió y ahora soy huérfano.