viernes, 30 de octubre de 2015

sobredosis de melissa

Esta es la historia del feo durmiente. Como ya lo indica el título, su drama se debe a que tomó mucha melissa. Se excedió a causa de querer descansar en paz, quedarse dormido sin problemas, sin esos saltos espasmódicos, sin la constante preocupación por su pulso, sin los temblores nerviosos que lo aquejaban hace semanas.

Por eso se tomó todas las pastillas que venían en el paquete, ese que venden en la Knop con 60 cápsulas (en realidad eran hartas oye, se fue en la mansa volá). Y esa noche no le costó dormir, lo que lo habría hecho feliz si se hubiese despertado al otro día y recordado la facilidad para caer en los dominios de Morfeo. Pero sigue cayendo, cayendo y cayendo en el abismo, pasando de un sueño a otro sin despertar, a pesar del miedo, la alegría e, incluso, la excitación generada por algunos de los ellos. De hecho, uno de los primeros fue de miedo, con un bicharraco parecido al Babadook. Ello lo hizo saltar, despertando a su polola, que dormía junto a él. Esta lo trató de hacer reaccionar y no lo logró, pero como luego se calmó no le dio mayor importancia, aduciendo la situación al "sueño culiao pesao de este güeón". 

Librado del Babadook, el feo durmiente se internó en un parque iluminado donde halló unos gorilas y unos monitos que lo hicieron reír con sus volteretas. Vestían ropas humanas y paseaban perros, incluso había esculturas de monos en las fuentes. ¡Estoy en el planeta de los simios! gritó él, despertando de nuevo a su polola, que esta vez se molestó y lo zamarreó y bien zamarreado, aunque nuevamente sin resultado. Enojada fue a buscar agua para tirarle en la cara, pero mientras lo hacía el joven pasó a otro sueño, en el cual Jessica Rabbit se desnudaba para él, provocándole una erección sumamente intensa que no pasó desapercibida a su polola cuando volvió con el vaso. Aprovechando la oportunidad de venganza por una noche de mal dormir, tiró el agua sobre su miembro, lo que para su sorpresa no lo despertó, sino que lo trasladó a un nuevo sueño en el cual flotaba en medio del océano pacífico, sin tierra a la vista.

La joven finalmente se preocupó y decidió llamar a una ambulancia, pero como no se sabía el número llamó a los pacos, para que la derivaran. Con la empatía y sutileza que los caracteriza, no entendieron la gravedad del asunto, recomendándole que dejará al cabro dormir la mona mejor, ya mañana despertaría con un dolor de cabeza que lo haría pagar por sus pecados. Nadie fue a buscarlo entonces y llegó el nuevo día, con su luz radiante y el canto de los pájaros saliendo de sus escondites, pero sin el despertar del muchacho.

Nunca despertó, sin embargo vale la pena mencionar cómo terminó siendo conocido en todo el país por el nombre de "Feo durmiente". Sucede que luego de un día entero sin reaccionar la joven llamó a la familia del chico para que la ayudara. Los padres del durmiente lo llevaron rápidamente al hospital, donde le fueron administrados múltiples exámenes que confirmaron la sospecha de todos: estaba muerto cerebralmente. La ley les prohibió desconectarlo del respirador artificial hasta que, luego de tres años de lucha en tribunales, se le otorgó el permiso de desconexión a la familia. Para sorpresa de todos ello no tuvo efecto alguno en la vida y sueños del muchacho. Nunca necesitó del soporte vital y el descalabro del presupuesto familiar fue vano. La noticia se extendió rápidamente por diarios de corte popular y redes sociales, con el hashtag #elfeodurmiente. Cabe destacar que antes de dormir el joven no era feo, pero tres años más tarde su semblante era calavérico, por decir lo menos. La familia estaba pensando en qué demonios hacer con el muchacho cuando apareció en la puerta de su casa una ejecutiva, representante del espectáculo de fenómenos itinerante que acompaña al circo de Las Tachuelas Humanas, que les hizo una jugosa oferta por el cuerpo dormido del joven.


Mientras tanto los sueños no cejaban y se sucedían interminablemente en una espiral infinita de dolor y alegría. Sin saberlo, los sueños tenían que ver con lo que sucedía en el mundo exterior y sus luces de neón, el griterío de los niños y el rugir de los animales en cautiverio como él. Las pesadillas comenzaron a tener preponderancia, causando estremecimientos constantes en el joven. Toda la situación causaba profunda tristeza a la Tony Canaria, payasa retraída que, influenciada por una película infantil, decidió besar al feo durmiente. Lo hizo en la noche, en secreto, en medio de la oscuridad y el sordo ronquido de los animales en sus jaulas. El joven no despertó, pero sí acusó recibo del beso con una erección. La payasa no se amilanó, sino que lo desvistió, se desvistió y recostó junto al feo, hallando un lóbrego placer en la cercanía de sus dos cuerpos solitarios y ajenos a la sociedad. Cada noche desde entonces lo hizo de igual manera, pasando un par de horas en el silencio y el calor de la compañía corporal, en la fantástica soledad solidaria. Antes del amanecer volvía a su pieza, se tomaba una pastilla de melissa y dormía hasta el mediodía, feliz de compartir el desamparo, mientras él, también por unas cuantas horas, era capaz de descansar realmente, sin temblores, sin miedos, solo en el silencio.

miércoles, 14 de octubre de 2015

somos legión

Hoy grabé y observé un grupo focal en una reunión que más tarde debo transcribir. Participaron directores de las escuelas vinculadas a medicina y una de las mujeres presentes me preguntó: 

-¿Quién eres tú?
-Me llamo Luciano, soy antropólogo.
-¡Já! Sabía, se te nota.
-...

Primero pensé: maldición, otra vez el prejuicio acerca de nuestra disciplina, me debí haber afeitado, me debí haber puesto un chaleco menos grande. De pronto miro a mi amiga Fran, que guiaba la entrevista grupal, y me doy cuenta que tenía un hoyo en el chaleco. Ello derivó mis pensamientos hacia: ¿chucha, de verdad somos un gremio de espantapájaros o todo esto es una gran broma?

Quizás somos legión. Y quizás la vida social es una broma infinita.

martes, 13 de octubre de 2015

La Farsa Continúa

De hace años ocupo como marcapáginas el flyer de un concierto de Fulano, que además es la portada de un DVD:


Me parece tan wena, con el payaso presidente gritando a todo trapo, el cóndor y el huemul estresados y dirigiendo la carroza transantiaguina y el chancho con gripe porcina. La farsa chilensis capitalina, gran imagen, triste y ácida. 

Por mucho tiempo pensé que mi vida era una farsa también. Me iba bien en la u, encontraba fácil salir del paso, estiraba muchos chicles y tenía uno que otro éxito por aquí y por allá. Pero cuando te ignoran, cuando trapean el piso contigo, cuando cachai que la gente se comporta como una masa informe enardecida de no sé qué -porque tiene cero capacidad reflexiva y crítica-, piensas que quizás no eres tú el farsante, sino el contexto.

Uno creería que con las nuevas herramientas digitales la gente se pondría más busquilla pero no, la tontera se extiende como un virus, la imbecilidad se abre paso bajo nuevas formas y el prejuicio, la superioridad moral desde las apariencias y las ideologías de bolsillo se erigen como petulantes estandartes en este baile de máscaras que llamamos vida chilena.

Obvio que escribo desde la rabia y el rencor, pero eso no le quita verdad a mis palabras, es cosa de mirar alrededor, haga el ejercicio, fíjese en sus opiniones basadas en nada, note sus tambaleantes convicciones en virtud de la revolución de moda. En la vida académica y laboral la tónica del ninguneo es moneda corriente. La mediocridad institucionalizada se ha hecho con el territorio y por eso ahora, más que nunca antes, me viro. Quizás me demore (de hecho me he demorado, si hace años quiero partir de este basurero), pero me voy sí o sí. No sé, quiero un poco de transparencia, aunque sea amarga y solitaria.

Citaré a mis querido Dubi y Du en el minuto 1:05:


¡Chaooooo, chao pendejos hueoneeees!

lunes, 12 de octubre de 2015

¿es de ñoño?

Sería estiloso comenzar este texto planteando la pregunta de si soy o no soy ñoño, pero creo que en realidad no es esa exactamente la duda. Mi ñoñez es evidente, de acuerdo al personal que me rodea y a mi interiorización de sus comentarios acerca de mi gustos. También tiene que ver con una reivindicación de la palabra aparecida desde hace no tanto tiempo. Para hacer más didáctico el asunto comencemos con un video. Se trata de una escena de Parks and Recreation, una serie que les recomiendo absolutamente y en la cual sucede el siguiente diálogo:


Lo traduzco pa' los monolingües:

Ben: Realmente la estai rompiendo, eres como una ninja mezclada con una jedi o algo así
Tom: Y tu eres como un nerd mezclado con un menso (dork) o algo así...
Ben: ¡Tom, Star Wars no es tan ñoño (nerdy)!
Leslie: No, Star Wars no es tan ñoño (con voz de gila)
Ben: Todos la han visto.
Leslie: Todos la han visto, todos... (sigue con voz gila)

Mi lectura de lo ñoño tiene que ver con la forma en que traduje los conceptos relativos a la ñoñez. Ahora se ocupa harto la palabra ñoño de buena manera pero, tal como nerd, antes se trataba de un insulto (cuando era chico a los mateos del curso les decían nerds y/o ñoños, aunque este último concepto también se ocupaba cuando había alguien poco autosuficiente, hije de papá/mamá). Por lo que he cachado en gringolandia ahora diferencian entre geeks, nerd y dorks, haciendo distinciones tan burdas como la siguiente:

Geek: Inteligente pero no extraño
Nerd: Inteligente y extraño
Dork: Inteligente en áreas inútiles, extraño pero orgulloso de serlo

Súper penca definición, porque los términos son más permeables que eso, se solapan. Al menos esa impresión me ha dado siempre en la historia de mis relaciones con aquellas palabras. Todas tienen que ver con inteligencia y buena o mala vida social. En el diálogo de Parks and Rec traduje dork como menso porque Tom lo utiliza con ánimo ofensivo, como lelo, cretino. Acá un diagrama más claro sacado de otra página gringa:



Acá se pone jodido el asunto porque incluyen otro concepto: dweeb. Pero obviando aquello queda en evidencia que lo ñoño en general (y lo geek y nerd en particular) tienen que ver no sólo con inteligencia, sino con la vida social y, tatatatán, la obsesión. Yo, de acuerdo al diagrama de Venn soy más bien geek, pero aquel concepto no se utiliza por estos lados. Y precisamente, porque acá no existe lo geek, y lo que interesa en general es destacar la obsesión, en nuestro territorio lingüístico se ha recuperado lo ñoño. 

Este concepto esta abierto a la verbalización y permite "ñoñear" cuando es necesario, lo que apela al fanatismo y la pegadez con diversos temas en múltiples soportes: libros, series, películas, música e, incluso, un largo etcétera de cosas que se pueden ñoñear, desde confeccionar barcos en botellas hasta ver todos los capítulos de Steven Universe en una semana.

Sin embargo, desde hace un tiempo lo ñoño ha ingresado en la cultura popular, porque cosas que antes eran ñoñas y/o se asociaban a ámbitos de especialización, ahora son pan de cada día (como las películas de superhéroes basadas en cómics, de las cuales no soy fan en realidad pero que constituyen el mejor ejemplo chatarrín pop). Lo ñoño ya no es sinónimo de ineptitud social como en sus orígenes, ahora todos disfrutan una cuota de ñoñez de vez en cuando. Al menos mis amigos y conocidos. Qué diablos, hasta mis papás son pegados con las series y se desvelan con la reproducción automática de netflix (el peor invento desde seriepepito*).

Aunque no discuto que hay un reforzamiento de lo ñoño cuando se tienen pretensiones de un saber enciclopédico absurdo, como en mi caso (por eso wikipedia es mi amiga), sí me molesta a veces que me traten como ñoño (en un ánimo burlesco) sólo por disfrutar cierto tipo de productos culturales no tan pop como novelas de ciencia ficción, por ejemplo. Porque claro, si fuera serie, si fuera película, claro que sabrían, claro que disfrutarían también. En fin, me encanta el conocimiento que otros puedan considerar inútil, las obras de esa autora, las películas de tal otro, las ilustraciones de fulano, las pinturas de mengana y así. Y si por eso me van a tratar de ñoño mejor abrazo el concepto y me apropio de él. Entonces, en lugar de preguntarme si soy realmente ñoño me preguntaré si lo que estoy haciendo en determinado momento es ñoño. No ser ñoño, sino que ñoñear, un devenir ñoño (Deleuze estaría orgulloso).

*Series pepito tiene todas las series pero en español coño. Prefiero mil veces visionar en el idioma original . Y sí, esa maña es de ñoño.