miércoles, 3 de febrero de 2016

Libros versus Pilículas: Er Shainin

Cumpliendo con mi propósito de leer clásicos y neo-clásicos, me puse las pilas con "El Resplandor", novela de 1977 escrita por Stephen King. Aunque eso ya todos lo sabemos, pues es parte de la cultura pop, aunque más por la adaptación cinematográfica de Stanley Kubric.


El libro llegó a mí de chiripa, pues llevé a la feria del trueke un ajedrez inca-español que tenía hace tiempo arrumbado en un cajón que le interesó a harta gente. Entre ellos, un chico me ofreció cambiárselo por un libro (él se dedica a venderlos en la costanera de Valdivia), lo que acepté de inmediato. Me llevó a su auto, cual traficante, para mostrarme tres sendas cajas llenas de libros mal-llamados "alternativos". Vi El Resplandor y me dije: es momento de saldar esta deuda pendiente conmigo mismo, cumplir con mi código de honor que me obliga a leer todo lo que considero interesante o supuestamente lo es porque se habla mucho de ello. Así que hicimos el cambio y lo empecé al otro día, devorándolo en una semana.

La novela se lee rápido, muy rápido, pues es acción pura, hechos encadenados uno tras otro, convirtiéndola en una lectura ágil, emocionante y trepidante. No hay ningún cuestionamiento a la forma novela ni juegos del lenguaje, por eso es fácil de leer. Y ojo que no digo esto para desmerecerla, soy de la opinión que hay que leer de todo (o casi todo, porque a la literatura juvenil de hoy en día no le encuentro brillo alguno) y este libro francamente vale la pena. No soy fan del terror (aunque he intentado escribirlo), pero la lectura de la novela me hizo pensar en adentrarme en ese mundo, cuestión que sólo había hecho con Frankenstein, Entrevista con el Vampiro y uno que otro cuento de Poe o de la antología de Caillois. 

Reconozco que El resplandor me erizó los pelos en algunos momentos, con situaciones como el ataque de los animales-arbusto en la zona de juegos o el viaje de Hallorann contra el tiempo... incluso con el reloj y su manifestación de "la muerte roja", lo más cercano a la sangrienta escena de la película de Kubric. Me molestó eso sí que en la novela traduzcan el título como "resplandor" siendo que en el libro el poder de Danny y Hallorann es llamado el "esplendor", o sea, ¡decídanse!

Y el poder no exige poner cara de "laji", pero el cine ya se sabe...
En fin, lo que nos convoca es señalar algunas de las diferencias entre el libro y la película de Kubric, que todos hemos visto, me imagino (y si no hágalo, que lo/la van a juzgar en la calle y en las reuniones sociales de entendidos de los flims). La más notoria es sin duda el protagonismo de Danny Torrance, ese cabrito tan ensimismado que habla con su dedo en la película y que en el libro es un chico inteligente bastante observador de la depresión de su madre y el alcoholismo de su padre. Tony, su amiguito dedo no es tal en la novela, sino mas bien una presencia borrosa capaz de mostrarle situaciones peliagudas e incluso del futuro en momento de trance  (y Tony es clave al final, no se crea que no). 

Claro, convertir a Tony en un dedo fue una solución bastante económica, fílmicamente hablando.

Por otro lado, Jack Torrance es un hombre mucho más atormentado y alcohólico que en la película, lo que lo hace bastante más interesante, puesto que no se vuelve loco sin más, sino que se ve progresivamente poseído por el espíritu del hotel Overlook, el verdadero malo de la novela y cuyo propósito es hacerse con Danny, detentador de un gran poder latente. En todo caso -y dentro de mi ñoñismo recalcitrante- me molestó que en la película Jack utilizara un hacha para atacar a su familia, siendo que en el libro se trata de un mazo de roqué (una especie de croquet que se jugaba en el hotel en tiempos más mafiosos).

Acá Biffno captó algo del Jack novelesco.
Por su parte Hallorann, el negro buena onda que también posee el esplendor, tiene un papel más importante en la novela, tanto en el entendimiento de Danny con sus poderes como en la batalla final contra el hotel Overlook. En todo caso, a pesar de que sueno criticón, me parece que la película de Kubric es notable y captura realmente el espíritu de la novela, a pesar de las licencias que se tomó para lograrlo (y que son muy entendibles cuando se piensa que no podemos entrar en la cabeza de los personajes como en un libro). Tampoco podía pedirle al cabro chico que hizo de Danny actuar las situaciones límite que se viven en la novela, por lo que incluso el tema del dedito-mágico tiene sentido desde una perspectiva cinematográfica.

En definitiva, un excelente diálogo entre novela y película. Si Stephen King quedó insatisfecho (y quedó insatisfecho) es porque es un mañoso ridículo, puesto que la miniserie de 1997 realizada por él de modo mucho más fiel al libro es un bodrio de primera. Y es que simplemente una película nunca va a ser igual a un libro, lo interesante es cómo se las arreglará para transmitir su espíritu, su "aura", diría Benjamin (diría un académico siútico). Pero para terminar con un aura menos cuática va este tema de Lennon cuya letra inspiró un poco a King con su coro "Well we all shine on!" (la otra inspiración fue "La máscara de la muerte roja" de Poe).