jueves, 31 de diciembre de 2015

propósitos para el 2016

-Leerme todos estos libros que están a medias
-Escribir mi primera novela
-Ganarme una beca para irme de este nido de ratas
-Tomar clases de dibujo
-Encontrar un deporte que me agrade y practicarlo
-[Espacio por llenar con nuevas ideas]

lunes, 28 de diciembre de 2015

hoy, en tragedias de la vida pública: los urinales

Los urinales me provocan un terror mítico. Buscando fotos para acompañar este texto (que ni siquiera está escrito mientras explico esto) descubrí que me refiero a los urinales y no a los orinales, pues estos últimos hacen referencia a los artefactos que en nuestro país conocemos como "pelelas", "bacinicas" o las hospitalarias "chatas".


En múltiples variedades y formas, como usted, como yo.


El orinal es individual, singular, personalizado, amable. En cambio el malévolo urinal es público, múltiple, plural, lo que trae diversos problemas, tales como la proliferación de las más aborrecibles infecciones, gérmenes maliciosos y bacterias insidiosas, por no mencionar los aromas más infectos y emponzoñados que toque oler en un día normal. Así es, cuando menos se la espera, el ansia por miccionar nos domina y debemos utilizar un baño corrompido por usuarios previos, sumido en una impureza de la cual no nos podrá salvar ni el más aguerrido pato purific.

Muy gallarda postura pero te espera una triste y progresiva desintegración.
Ahora, lectores y lectoras, imaginen vuestro externo genital (lectoras, les pido algo más de imaginación aquí) ingresando en una caverna desconocida, sarrosa, desteñida y desvencijada, con la finalidad de expulsar vuestra orina, una transacción que podría ser tan simple e higiénica, pero se ve entorpecida por un diseño ignominioso, una arquitectura infame que sumerge al pene en un abismo, en un vórtice de suciedad, sucumbiendo a la inmundicia, a una polución colectiva de la cual todos somos cómplices.

Permiso, voy al bañ... oh no, ¡the horror!
Y por si todo esto no fuera poco, luego de darlo todo, de aguantar el asco más absoluto, viene el cuestionamiento moral de tirar o no la cadena. Dependiendo del tipo de sistema, algunos privilegiados flexibles larguiruchos como yo podemos tirarla con nuestro pie, flexionando nuestra pierna a alturas y posiciones ridículas. Pero a veces ello no es suficiente y luego de despedirnos de nuestros desperdicios nos lavamos las manos con brío, friccionando enérgicamente e, incluso, evitando el secador automático, otra cuna de malevolencia bacterial, solo para encontrarnos frente a frente ante una manilla que nos cierra el paso, un pomo que ha sido manoseado por dedos y palmas que, al contrario de maniáticos como uno, no se han lavado las manos. Y el drama continúa, pues en la mayoría de los casos el diseño de las manillas imposibilita el uso de nuestros pies para llevar a cabo la maniobra de apertura. Desesperado busco un trozo de papel higiénico que me auxilie a modo de guante, pero la búsqueda es infructuosa, por lo general éste ha sido robado o, simplemente, nunca existió. Luego de minutos de inquietud, el ingreso de otro usuario otorga la oportunidad de salir sin tocar manillas ni puertas, alcanzando así la ansiada libertad, aunque el miedo a la enfermedad persiste hasta llegar a casa y darse un baño benefactor.

Con amigos que lo entienden a uno, que no lo juzgan.

lunes, 21 de diciembre de 2015

dónde está la calmeichon

La ansiedad me genera ansiedad. Intelectualmente tengo clara la pilícula, y ni siquiera estoy estresado, pero las sensaciones corpóreas de la ansiedad se siguen avalanzando sobre mi pecho. Creo que la ansiedad me da ansiedad, el temor de experimentarla me pone ansioso, así como la mala actitud de pensar es-será eterna. Círculo extraño, difuso. Dónde venderán nervo-calm, dónde hallar a un maestro-a budista que me enseñe a soltar. Tengo miedo de morir, de caer, de no poder respirar con calma otra vez.
Entonces me digo que me faltan sueños, me falta creer y crecer. Me cansé del estancamiento, quiero liberarme, cantar, dibujar, contar historias. Enamorarme diariamente, sorprenderme, callar, entregar, llorar, reír. Queda tanto por hacer, me quiero sacudir el polvo, desnudarme, abandonar mis viejos ropajes. Emborracharme de visiones, ser en el mundo otra vez, creer en mí. Puedo ser más que este malestar, ya lo soy... no se me tiene que olvidar.

domingo, 13 de diciembre de 2015

Nadie se quiere

Lo que no quiere decir que todos se odien, pero puchas que se tiran mierda. Por ejemplo el otro día fui a registrar unas jornadas sobre patrimonio y tuve que grabar la discusión de pequeños grupos en torno a medidas y propuestas sobre patrimonio rural (ultra fome, pero en fin). Cuando estaba haciendo la pega de transcribir (no se la deseo a nadie) en cada grupo apareció de repente una crítica a quien moderó el encuentro, señalando que no lo sabía hacer bien, que no dejaba a hablar a la gente, que no tenía experiencia, que forzaba las respuestas, etc.

Lo divertido (y triste) es que la moderadora, antes de los trabajos grupales, en un pequeño break, me comentó lo pencas que le parecían los invitados, lo poco colaborativos a pesar de que se les paga, lo negativos respecto a las políticas públicas, lo monopolizantes que eran algunos para hablar, etc.

Y me parece que así es la gente en general, como por estas comarcas no somos buenos para decir de frente cosas que no nos parecen o causan molestia optamos por el cuchicheo penca, pelador, maletero. Una lata, pero ¿qué se puede hacer más que tratar de no ser así uno mismo?

lunes, 7 de diciembre de 2015

adiós juana maría

Es difícil pero debo despedirme. Qué tontera darle tantas vueltas, cuestionarse lo evidente.

Tuvimos buenos momentos, sí, alegrías, risas, críticas y pensares de alto vuelo que ya no volverán, al menos en su forma clásica, pendeja tal vez, pero funcional por varios años, hasta ahora.

En el último tiempo te dejé de disfrutar y, aunque me costó aceptarlo, todo parece evidenciar que nos debemos separar. Espero lograr por mi cuenta todo lo que me ayudaste a alcanzar, seguir creciendo a pesar de no tenerte dentro mío.

Te saludaré de lejos y no hablaré mal de ti, porque el problema en esta relación siempre fui yo. Mi hipersensibilidad pasó la cuenta y ya no disfruto los estremecimientos que me provocas. Y claro que tengo miedo de enfrentarme solo a este mundo vacuo y absurdo, pero debo hacerlo, es mi destino.

Adiós querida Juana María.




Actualización 13-12-15: Volví a caer en tu flagelo. Y a pesar que tienes momentos de lucidez y diversión, los tremores a los que me induces son de lo pior. Un grado de adicción hacia ti habrá, sin duda, para seguir tropezándome en la misma piedra. Tu lado sativo es muy saltón, supongo que podría esperar a que te pongas más indica, que es tu faceta harto más tranqui y nunca me ha fallado. Sí, eso haré, por mientras piola, sin ti, tranquilito, sin ansiedad, no, sí, no.

lunes, 16 de noviembre de 2015

flaca reflexión


domingo, 15 de noviembre de 2015

visita al centro de salud

Siempre que voy al consultorio u hospital quedo con la sensación de irme más enfermo de lo que llegué. Afortunadamente, dentro de todo, nunca he tenido algo grave, pero compartir un tiempo y un espacio con profundas toses e infectos olores francamente lleva a creerse irremediablemente contaminado. La atención, además, hace pensar que toda la situación no es más que un castigo, una experiencia suprema de malestar. Tal vez los muros descascarados, la tele en un programa detestable y a todo volumen, los asientos plásticos quebrados y el hedor a enfermedad no sean más que una estrategia arquitectónico-experiencial para, al momento de volver a casa, realmente sentirse mejor. Es así, sin lugar a dudas, pues el hospital o consultorio lo hace fácil desde una perspectiva comparativa. 

Por eso le tememos a los edificios de salud, son la extensión moderna de nuestro terror mítico a la muerte, a la podredumbre y a la degradación. No queremos ser como esas paredes o esos asientos, queremos estar sanos, plenos. Queremos huir de ese lugar que refleja tan bien el estado de indefensión en el cual nos encontramos o nos perdemos.

Mi compañero de asiento y yo.

martes, 10 de noviembre de 2015

Todo es como algo

Últimamente todo es como algo. Por ejemplo, conversamos de la música glam y se da el siguiente diálogo:

-La pinta de los Twisted Sisters oye.
-Sí, son como minas.
-Esa era la idea, como cuestionar el status quo, incomodar.
-Qué genial. Y el video es como en un colegio, en una volada como escolar.
-Sí, y como que se pitean al profesor, lo dejan como chaleco de mono.
-Como que se vengaron de la repre, como que hubo una rebelión.
-Como que se fueron como en volada.
-Como que como como y como como que como.
-Como.

¿Ven? Como que no se puede hablar bien ya. Es como un drama actual del lenguaje, menguando y como que simplificándose, sin que la gente se dé cuenta, como que lo hace de reflejo nomás. Como que se desbarató la solidez de cualquier afirmación, como que quizás tiene que ver con nuestra identidad chilena, como de no mojarse el potito con nada, ni como chicha ni como limonada.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

peña-cable-ando*

Pongo en tus manos abiertas
mi tocarra de castor
Castillo de los fuleros
candado del jalador

Tío Emilio 
Retamales
Tío Emilio Retamaaales
Simplemente
doy las gracias por Touluse

Con el elfo
con el elfo pela paaaapas
Humos sobran
por el queso y por el club**

Mármol de tanta cobranza
naciste en piedra de troll
Tu tuto madura y canta
erís como un gargolón

Coro de nuevo y así


*Herejía
**El té Club po

domingo, 1 de noviembre de 2015

Reflexión dominguera


viernes, 30 de octubre de 2015

sobredosis de melissa

Esta es la historia del feo durmiente. Como ya lo indica el título, su drama se debe a que tomó mucha melissa. Se excedió a causa de querer descansar en paz, quedarse dormido sin problemas, sin esos saltos espasmódicos, sin la constante preocupación por su pulso, sin los temblores nerviosos que lo aquejaban hace semanas.

Por eso se tomó todas las pastillas que venían en el paquete, ese que venden en la Knop con 60 cápsulas (en realidad eran hartas oye, se fue en la mansa volá). Y esa noche no le costó dormir, lo que lo habría hecho feliz si se hubiese despertado al otro día y recordado la facilidad para caer en los dominios de Morfeo. Pero sigue cayendo, cayendo y cayendo en el abismo, pasando de un sueño a otro sin despertar, a pesar del miedo, la alegría e, incluso, la excitación generada por algunos de los ellos. De hecho, uno de los primeros fue de miedo, con un bicharraco parecido al Babadook. Ello lo hizo saltar, despertando a su polola, que dormía junto a él. Esta lo trató de hacer reaccionar y no lo logró, pero como luego se calmó no le dio mayor importancia, aduciendo la situación al "sueño culiao pesao de este güeón". 

Librado del Babadook, el feo durmiente se internó en un parque iluminado donde halló unos gorilas y unos monitos que lo hicieron reír con sus volteretas. Vestían ropas humanas y paseaban perros, incluso había esculturas de monos en las fuentes. ¡Estoy en el planeta de los simios! gritó él, despertando de nuevo a su polola, que esta vez se molestó y lo zamarreó y bien zamarreado, aunque nuevamente sin resultado. Enojada fue a buscar agua para tirarle en la cara, pero mientras lo hacía el joven pasó a otro sueño, en el cual Jessica Rabbit se desnudaba para él, provocándole una erección sumamente intensa que no pasó desapercibida a su polola cuando volvió con el vaso. Aprovechando la oportunidad de venganza por una noche de mal dormir, tiró el agua sobre su miembro, lo que para su sorpresa no lo despertó, sino que lo trasladó a un nuevo sueño en el cual flotaba en medio del océano pacífico, sin tierra a la vista.

La joven finalmente se preocupó y decidió llamar a una ambulancia, pero como no se sabía el número llamó a los pacos, para que la derivaran. Con la empatía y sutileza que los caracteriza, no entendieron la gravedad del asunto, recomendándole que dejará al cabro dormir la mona mejor, ya mañana despertaría con un dolor de cabeza que lo haría pagar por sus pecados. Nadie fue a buscarlo entonces y llegó el nuevo día, con su luz radiante y el canto de los pájaros saliendo de sus escondites, pero sin el despertar del muchacho.

Nunca despertó, sin embargo vale la pena mencionar cómo terminó siendo conocido en todo el país por el nombre de "Feo durmiente". Sucede que luego de un día entero sin reaccionar la joven llamó a la familia del chico para que la ayudara. Los padres del durmiente lo llevaron rápidamente al hospital, donde le fueron administrados múltiples exámenes que confirmaron la sospecha de todos: estaba muerto cerebralmente. La ley les prohibió desconectarlo del respirador artificial hasta que, luego de tres años de lucha en tribunales, se le otorgó el permiso de desconexión a la familia. Para sorpresa de todos ello no tuvo efecto alguno en la vida y sueños del muchacho. Nunca necesitó del soporte vital y el descalabro del presupuesto familiar fue vano. La noticia se extendió rápidamente por diarios de corte popular y redes sociales, con el hashtag #elfeodurmiente. Cabe destacar que antes de dormir el joven no era feo, pero tres años más tarde su semblante era calavérico, por decir lo menos. La familia estaba pensando en qué demonios hacer con el muchacho cuando apareció en la puerta de su casa una ejecutiva, representante del espectáculo de fenómenos itinerante que acompaña al circo de Las Tachuelas Humanas, que les hizo una jugosa oferta por el cuerpo dormido del joven.


Mientras tanto los sueños no cejaban y se sucedían interminablemente en una espiral infinita de dolor y alegría. Sin saberlo, los sueños tenían que ver con lo que sucedía en el mundo exterior y sus luces de neón, el griterío de los niños y el rugir de los animales en cautiverio como él. Las pesadillas comenzaron a tener preponderancia, causando estremecimientos constantes en el joven. Toda la situación causaba profunda tristeza a la Tony Canaria, payasa retraída que, influenciada por una película infantil, decidió besar al feo durmiente. Lo hizo en la noche, en secreto, en medio de la oscuridad y el sordo ronquido de los animales en sus jaulas. El joven no despertó, pero sí acusó recibo del beso con una erección. La payasa no se amilanó, sino que lo desvistió, se desvistió y recostó junto al feo, hallando un lóbrego placer en la cercanía de sus dos cuerpos solitarios y ajenos a la sociedad. Cada noche desde entonces lo hizo de igual manera, pasando un par de horas en el silencio y el calor de la compañía corporal, en la fantástica soledad solidaria. Antes del amanecer volvía a su pieza, se tomaba una pastilla de melissa y dormía hasta el mediodía, feliz de compartir el desamparo, mientras él, también por unas cuantas horas, era capaz de descansar realmente, sin temblores, sin miedos, solo en el silencio.

miércoles, 14 de octubre de 2015

somos legión

Hoy grabé y observé un grupo focal en una reunión que más tarde debo transcribir. Participaron directores de las escuelas vinculadas a medicina y una de las mujeres presentes me preguntó: 

-¿Quién eres tú?
-Me llamo Luciano, soy antropólogo.
-¡Já! Sabía, se te nota.
-...

Primero pensé: maldición, otra vez el prejuicio acerca de nuestra disciplina, me debí haber afeitado, me debí haber puesto un chaleco menos grande. De pronto miro a mi amiga Fran, que guiaba la entrevista grupal, y me doy cuenta que tenía un hoyo en el chaleco. Ello derivó mis pensamientos hacia: ¿chucha, de verdad somos un gremio de espantapájaros o todo esto es una gran broma?

Quizás somos legión. Y quizás la vida social es una broma infinita.

martes, 13 de octubre de 2015

La Farsa Continúa

De hace años ocupo como marcapáginas el flyer de un concierto de Fulano, que además es la portada de un DVD:


Me parece tan wena, con el payaso presidente gritando a todo trapo, el cóndor y el huemul estresados y dirigiendo la carroza transantiaguina y el chancho con gripe porcina. La farsa chilensis capitalina, gran imagen, triste y ácida. 

Por mucho tiempo pensé que mi vida era una farsa también. Me iba bien en la u, encontraba fácil salir del paso, estiraba muchos chicles y tenía uno que otro éxito por aquí y por allá. Pero cuando te ignoran, cuando trapean el piso contigo, cuando cachai que la gente se comporta como una masa informe enardecida de no sé qué -porque tiene cero capacidad reflexiva y crítica-, piensas que quizás no eres tú el farsante, sino el contexto.

Uno creería que con las nuevas herramientas digitales la gente se pondría más busquilla pero no, la tontera se extiende como un virus, la imbecilidad se abre paso bajo nuevas formas y el prejuicio, la superioridad moral desde las apariencias y las ideologías de bolsillo se erigen como petulantes estandartes en este baile de máscaras que llamamos vida chilena.

Obvio que escribo desde la rabia y el rencor, pero eso no le quita verdad a mis palabras, es cosa de mirar alrededor, haga el ejercicio, fíjese en sus opiniones basadas en nada, note sus tambaleantes convicciones en virtud de la revolución de moda. En la vida académica y laboral la tónica del ninguneo es moneda corriente. La mediocridad institucionalizada se ha hecho con el territorio y por eso ahora, más que nunca antes, me viro. Quizás me demore (de hecho me he demorado, si hace años quiero partir de este basurero), pero me voy sí o sí. No sé, quiero un poco de transparencia, aunque sea amarga y solitaria.

Citaré a mis querido Dubi y Du en el minuto 1:05:


¡Chaooooo, chao pendejos hueoneeees!

lunes, 12 de octubre de 2015

¿es de ñoño?

Sería estiloso comenzar este texto planteando la pregunta de si soy o no soy ñoño, pero creo que en realidad no es esa exactamente la duda. Mi ñoñez es evidente, de acuerdo al personal que me rodea y a mi interiorización de sus comentarios acerca de mi gustos. También tiene que ver con una reivindicación de la palabra aparecida desde hace no tanto tiempo. Para hacer más didáctico el asunto comencemos con un video. Se trata de una escena de Parks and Recreation, una serie que les recomiendo absolutamente y en la cual sucede el siguiente diálogo:


Lo traduzco pa' los monolingües:

Ben: Realmente la estai rompiendo, eres como una ninja mezclada con una jedi o algo así
Tom: Y tu eres como un nerd mezclado con un menso (dork) o algo así...
Ben: ¡Tom, Star Wars no es tan ñoño (nerdy)!
Leslie: No, Star Wars no es tan ñoño (con voz de gila)
Ben: Todos la han visto.
Leslie: Todos la han visto, todos... (sigue con voz gila)

Mi lectura de lo ñoño tiene que ver con la forma en que traduje los conceptos relativos a la ñoñez. Ahora se ocupa harto la palabra ñoño de buena manera pero, tal como nerd, antes se trataba de un insulto (cuando era chico a los mateos del curso les decían nerds y/o ñoños, aunque este último concepto también se ocupaba cuando había alguien poco autosuficiente, hije de papá/mamá). Por lo que he cachado en gringolandia ahora diferencian entre geeks, nerd y dorks, haciendo distinciones tan burdas como la siguiente:

Geek: Inteligente pero no extraño
Nerd: Inteligente y extraño
Dork: Inteligente en áreas inútiles, extraño pero orgulloso de serlo

Súper penca definición, porque los términos son más permeables que eso, se solapan. Al menos esa impresión me ha dado siempre en la historia de mis relaciones con aquellas palabras. Todas tienen que ver con inteligencia y buena o mala vida social. En el diálogo de Parks and Rec traduje dork como menso porque Tom lo utiliza con ánimo ofensivo, como lelo, cretino. Acá un diagrama más claro sacado de otra página gringa:



Acá se pone jodido el asunto porque incluyen otro concepto: dweeb. Pero obviando aquello queda en evidencia que lo ñoño en general (y lo geek y nerd en particular) tienen que ver no sólo con inteligencia, sino con la vida social y, tatatatán, la obsesión. Yo, de acuerdo al diagrama de Venn soy más bien geek, pero aquel concepto no se utiliza por estos lados. Y precisamente, porque acá no existe lo geek, y lo que interesa en general es destacar la obsesión, en nuestro territorio lingüístico se ha recuperado lo ñoño. 

Este concepto esta abierto a la verbalización y permite "ñoñear" cuando es necesario, lo que apela al fanatismo y la pegadez con diversos temas en múltiples soportes: libros, series, películas, música e, incluso, un largo etcétera de cosas que se pueden ñoñear, desde confeccionar barcos en botellas hasta ver todos los capítulos de Steven Universe en una semana.

Sin embargo, desde hace un tiempo lo ñoño ha ingresado en la cultura popular, porque cosas que antes eran ñoñas y/o se asociaban a ámbitos de especialización, ahora son pan de cada día (como las películas de superhéroes basadas en cómics, de las cuales no soy fan en realidad pero que constituyen el mejor ejemplo chatarrín pop). Lo ñoño ya no es sinónimo de ineptitud social como en sus orígenes, ahora todos disfrutan una cuota de ñoñez de vez en cuando. Al menos mis amigos y conocidos. Qué diablos, hasta mis papás son pegados con las series y se desvelan con la reproducción automática de netflix (el peor invento desde seriepepito*).

Aunque no discuto que hay un reforzamiento de lo ñoño cuando se tienen pretensiones de un saber enciclopédico absurdo, como en mi caso (por eso wikipedia es mi amiga), sí me molesta a veces que me traten como ñoño (en un ánimo burlesco) sólo por disfrutar cierto tipo de productos culturales no tan pop como novelas de ciencia ficción, por ejemplo. Porque claro, si fuera serie, si fuera película, claro que sabrían, claro que disfrutarían también. En fin, me encanta el conocimiento que otros puedan considerar inútil, las obras de esa autora, las películas de tal otro, las ilustraciones de fulano, las pinturas de mengana y así. Y si por eso me van a tratar de ñoño mejor abrazo el concepto y me apropio de él. Entonces, en lugar de preguntarme si soy realmente ñoño me preguntaré si lo que estoy haciendo en determinado momento es ñoño. No ser ñoño, sino que ñoñear, un devenir ñoño (Deleuze estaría orgulloso).

*Series pepito tiene todas las series pero en español coño. Prefiero mil veces visionar en el idioma original . Y sí, esa maña es de ñoño.

jueves, 24 de septiembre de 2015

NO LOGO

La enemistad se venía fraguando desde hacía tiempo. Cuando llegué a aquel lugar me di cuenta enseguida de las miradas cómplices de algunos, los murmullos, las risas disimuladas. Al principio pensé que la tensión tenía que ver conmigo, por ser tan distinto a todos los demás, así que decidí no ponerle atención al asunto. Luego, mi permanencia en el lugar fue perfeccionando mi capacidad de observación. Con el tiempo noté ciertas recurrencias, ciertos grupos cerrados entre los asistentes de la mañana y de la tarde. Incluso cierto cromatismo predominaba dependiendo del o la sujeta y su grupo de aliados, siempre con un elemento fluorescente como parte clave de la vestimenta: gafas, muñequeras e incluso, recurso supremo, calzado de última generación. Precisamente, a pesar del parecido general, todos se afanaban en defender las más nimias diferencias, en un intento de personalizar sus experiencias. 

Yo era un bicho raro, sin adscripción, e iba diariamente a lo mío, más por desafío personal que por formar parte de la cofradía allí presente. Mientras tanto, el aire se podía cortar con un cuchillo y yo no me daba cuenta de ello. Todo esto lo puedo contar ahora, años después, porque he reconstruido la historia mediante mis recuerdos y la literatura periodística de ese entonces, interesada en desentrañar el misterio detrás del desmesurado acto acaecido en el recinto.

Esa mañana comenzó como cualquier otra: me levanté, lavé la cara, preparé un plato hondo de cereales y mientras esperaba que mi digestión diera el vamos me vestí con la tenida apropiada para mis propósitos. Salí del departamento y fui recibido en la ruidosa avenida por un cálido sol primaveral, lo que me llenó de la energía necesaria. Llegué al lugar y rápidamente comencé mi ronda diaria. El sol me había energizado pero también atontado, y por error dejé una pesa sin utilizar en una zona poco recomendable. Yo ya estaba tres máquinas más allá cuando escucho un grito agudo, capaz de transmitir plenamente la aflicción de quien lo profería. Como andaba sin lentes no vi bien, pero noté que un grupo de personas se agrupaba en torno a la máquina que yo había utilizado hace un rato. Me acerqué para ver qué sucedía. Un hombre bajo pero con una gran musculatura y apretada polera de un azul fluorescente imprecaba a otro, alto y también musculoso, con gafas oscuras -a pesar de encontrarse bajo techo y con luz artificial- y vestido de rojo fluorescente.

-¡¿Qué hiciste, imbécil?!
-Nada hueón, para qué dejai ahí la hueá vo'
-Yo no dejé nada, ¡mira cómo está la Pili!

Y vaya, la Pili estaba mal, tirada en el piso y gimiendo mientras se acariciaba el pie. La pesa olvidada había caído en su extremidad mientras trataba de montar otra pieza en la máquina. Vi que se sacó las zapatillas y, horror, tenía los dedos quebrados. Al momento de la revelación se sintió un suspiro ahogado de estupefacción entre los presentes. Desde ese momento ya nadie entendió razones, el joven de rojo se lanzó sobre el de azul, rodaron por el piso y empujaron a otro hombre, bajo y musculoso también, que cayó sobre una chica vestida de azul eléctrico. Otros jóvenes, hombres y mujeres, se metieron en la pelea, defendiendo a sus amigos. Y en ese momento lo entendí todo, podía observar que la acción era puesta en marcha por dos grupos en pugna, ¿cómo no lo había visto antes? Ahora parece tan claro... No me quise quedar para ver el final de la pelea, además yo era el anónimo culpable de la disputa. Me fui a mi departamento veloz, un poco preocupado por lo sucedido, aunque con el pasar de las horas fui restándole importancia y a la noche ya me parecía una anécdota irrisoria.

Mi relajo tuvo un serio revés cuando con mi pareja vimos las noticias de medianoche, en las cuales se informó de la carnicería perpetrada en un céntrico establecimiento de la ciudad. La reportera no podía esconder su desconcierto por los hechos que narraba. Seis personas murieron a causa de las rencillas entre bandas rivales y otras 13 quedaron sumamente heridas. Sí, ese fue el día de la famosa matanza del gimnasio, el enfrentamiento mortal entre quienes usaban nike y aquellos que usaban adidas. Antes de ese día no me había dado cuenta de la importancia que las marcas tenían entre los otros usuarios del gimnasio, pues siempre lo consideré un marcador de clase y estilo que francamente no me interesaba. El fenómeno mediático que acompañó al suceso propició la aparición de defensores y detractores de la ropa de marca, generando una de las polémicas culturales más candentes del año 2015.

Nunca más abrieron el gimnasio, por ahí leí que detuvieron a sus dueños. Ahora ya no existe. A pesar de que en ese lugar todo el mundo me desagradaba la culpa me carcome. Me cuesta dormir, tengo ataques de pánico. Pero más que culpa tengo rabia de que me pasen estas cosas. Con lo que me costaba de por sí ir al gimnasio y paf, lo cierran. Lo tomé como una señal de que el ejercicio no es para mí y aquí estoy, en mi casa, lejos de las marcas, libre de verdad en este encierro, viendo tele y metido en internet todo el día: Navegar é preciso; viver não é preciso.

lunes, 7 de septiembre de 2015

ideas que escapen a la muerte

Las ideas se me disparan, voy a agarrar un lápiz y mientras lo busco se me escapan por las orejas. Eso me frustra mucho, así que dejo un lápiz al lado de mi cama, pero se me ocurren ideas caminando en la calle, en la micro e, incluso, mientras veo una película en el cine club. Para ganarle a estas escurridizas ideas decido andar siempre con un lápiz en el bolsillo, pero se me olvida que lo llevo y corro para alcanzar un colectivo, entonces revienta y mi pantalón queda con un mancha bastante sugerente a la altura de mi ingle. La vergüenza evita que vuelva a salir con un lápiz en el bolsillo, así que las ideas siguen naciendo y escapando, abriendo mi cráneo en busca de libertad. Por suerte algunas regresan, aunque debilitadas por viajes que no me cuentan, entonces cuando intento insuflarles vida en la escritura ya están desahuciadas y se instalan a morir en el papel o en la pantalla del computador. De todos modos, sigo planeando formas de atajarlas sin dañarlas: una red de cuerdas, tal vez un sistema de poleas que las atrape en el acto de escape y las baje hacia mi mano, que estará lista. Sí. 

Algunas personas dicen que debería tener un celular de última generación para escribir en él, pero con ese artilugio mi creatividad menguaría, lo sé, me entretendría jugando o sapeando a la gente, discutiendo necesades y no escribiría, que es la razón para tenerlo en primer lugar. Esa es una mala idea y la escribo aquí y ahora. Preferiría escribir buenas ideas, por eso sigo craneando un sistema para cogerlas, pero siempre con cuidado, con amor de hecho, respetuoso de su libertad. Si las quiero instalar en papeles y pantallas es precisamente para que vuelen mejor e, incluso, puedan ingresar en otras cabezas, lo que las nutriría mucho, a mi parecer. A las ideas, digo, de la gente no me hago cargo.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

qué sería de mí sin los remedios...

Llevaba seis meses sin trabajo, con el estrés diario de pagar las deudas y conseguir alimento para mi hijo, de 2 años. De repente mi cabeza hizo crac y me llevaron a la psiquiatra. Esta me dijo que para mejorarme debía consumir ciertos medicamentos apropiados para mi estado actual. Lamentablemente, ya me endeudé yendo a su consulta, pensar en adquirir los medicamentos son palabras mayores, así que me puse las pilas y encontré trabajo. Pasó un mes y recibí mi primer sueldo, que no era mucho pero estaba bueno para ir tirando, con mayor tranquilidad, aunque la receta médica se había vencido. En todo caso ya me sentía mejor, tenía trabajo y mi vida emocional estaba en armonía, pero de todas formas volví a la consulta y todo mal, al parecer estoy negando mi enfermedad, he bloqueado mi malestar, de repente voy a explotar y mi cabeza va a hacer paf, que es mucho más grave que crac. Entonces me dio otra receta y fui a la farmacia, rapidito, asustado de que me venga el paf justo ahora que todo pinta tan bien. Allí me dieron el mentado medicamento que tanta falta me hace, en palabras de la doctora. Fueron pasando los días y me puse un poco lerdo, primero boté algunos vasos, luego pasé de largo tres semáforos en rojo, arriesgando a mi familia, que quedó muy asustada y preocupada por mí. No se preocupen, que me estoy medicando, todo va a estar bien, eso dijo la doctora. La semana siguiente me quedé dormido y no llegué al trabajo hasta las doce del día, entonces mi jefe amenazó con echarme si aquello se repitiera. Pasaron un par de meses y noté que estaba gordo, había subido 15 kilos en muy poco tiempo, cómo es que nadie me avisó. También algo sucedía con mis estados de ánimo, sin explicación estaba iracundo, reaccionando exageradamente ante cualquier broma de mi mujer e hijo, llegando incluso a la violencia física. A los tres meses ya estaba solo, mi familia me abandonó y además perdí mi empleo, pero mi nuevo peso me parece saludable (siempre me acusaron de flacura crónica, ahora soy un gordo normal) y todavía me quedan pastillas, así que por lo menos de la cabeza estoy bien, eso sí, gracias doctora.

lunes, 31 de agosto de 2015

Un poema de autoayuda

Cuando las pestañas en el navegador 
se acumulan peligrosamente
es señal inequívoca de que 
no estoy haciendo las cosas que debería:
o terminándolas
o nada.

Esa debería ser mi máxima
pero la hallo agresiva.
Reprendiéndome
nunca ha salido lo mejor de mí
(la escritura menos que todo).

Hay tanto ideado
y tan poco planificado.
Es tan grande el imaginario
y tan corta la organización.

Pero no me debo castigar
sino activar.
Hacer por hacer, mover el engranaje
-disculpad una imagen tan modernista-,
regar mis raíces
-ahora me puse hippie-,
en fin, cumplir
con mi jefe
Don Migo Mismo.

miércoles, 5 de agosto de 2015

A doña Elvira le sacaron los choros del canasto los poetas de pacotilla

Hola, ejem, permiso. ¿Alguien del público podría avisarle a los poetas que hace rato dejaron de ser la vanguardia político-artística de su tiempo? Digo yo, porque parece que hay varios que no se han dado cuenta. Se juntan a chupar y a arreglar el mundo, pero mucho cambio no se ha visto en este barrio oiga. Hace tiempo de ese curagüilla que escribía de los trenes, más todavía desde que nos visitó ese chascón en su cama de hospital con rueditas. Ni hablar de los lateros con delirios de persecución dictatorial que al final en las tapas de sus libros (y en todas sus páginas, ¡válgame dios!) ponen fotos de ellos mismos con lentes de sol e implorando al viento por un cambio frente al pehuén de sus supuestos antepasados. Cabros sin respeto, ¡qué se han imaginado!

No nos vengan con cuestiones por favor. Acá nos gustan la payas, nos gusta el rap. Acá lo que la está llevando es rayar murallas y darle un pedazo de pan al loquito del pueblo, que a las finales es el único que siempre dijo, dice y dirá la verdad. Lo demás: pura farándula.

Necesitamos nuevos locos Moncadas, necesitamos escucharlos...

martes, 4 de agosto de 2015

Arte y Vida 8

5 de Marzo
Me quedé a vivir con Dana, al menos por un tiempo. Ella me empuja a terminar la tesis, dice que es buena cerrar ciclos y todo, para comenzar de nuevo. Por su lado Faisán se exilió en casa de sus padres, volviendo a la venta de libros anónima. Con Dana estamos bien, exprimiendo el último mes de mi beca. Comenzamos como amigos, pero la cercanía, las risas y la complicidad llevaron a otras cosas. Anoche nos besamos y acabamos follando en su cama. Debo decir que fue una de las experiencias más bellas de mi vida. ¿Cómo podía hablar de poesía antes de conocer esta magia?

9 de Marzo

Mi tesis va viento en popa, no sé trata de esto ni de aquello, sino de todo lo contrario. Posthumanismo al más puro estilo académico: sus pocas páginas de teoría queer, su poca de literatura subalterna, sus alegatos poscoloniales y ¡voilá! Justo lo que querían los viejos culiaos de la U que nunca se han creído nada de lo que transmiten. Al menos yo intento vivir bajos mis parámetros libertarios, y cuando me dan ganas de agarrar a patadas la tesis llega Dana y me calma diciendo: sal del cacho nomás, y quién sabe, tal vez te sirve a futuro para encontrar alguna peguita, o para engrupirte a alguien más que sea, jaja. 
De Faisán he sabido poco, no contesta mis llamadas y me tiene muy preocupado. Según supe en la tele el cabro del piedrazo murió, así que mi amigo debe sentirse como una plasta humana. Voy a ir a verlo pronto.

13 de Marzo

Faisán está hecho polvo. Le repito hasta el cansancio que no es su culpa, que las cosas se dieron como se dieron, pero se lamenta y llora toda el día. Pobre, cuando no se cree en Dios uno se siente bastante perdido, no sabe a quién imprecar, a quién culpar, a quién acudir por ayuda y tranquilidad. El secreto lo carcome, incluso piensa entregarse a las autoridades. Le insisto en la calma y prometo averiguar sobre la vida del chico, para que nos informemos bien antes de tomar cualquier decisión.

20 de Marzo

Hoy entregué mi borrador de tesis, hecho a la rápida, con faltas de ortografía y errores gramaticales, para salir luego del cacho. Tuve que entrar a la universidad nuevamente, a pesar de haberme prometido no volver a pisar ese antro de máscaras y ficciones. Me pillé con mi profe guía; Sancho Timbales, estaba feliz, le echó una mirada rápida al texto y le pareció excelente, el título, el formato, las conclusiones (más no creo que lea). Quedamos en poner fecha de examen para principios de abril.

22 de Marzo

Un domingo aburrido, excepto por las noticias: resulta que un grupo de locos-ñoños descubrió una serie de inscripciones en muchos árboles de Santiago y aseguran se trata de una forma de comunicación que si no correspondiera a duendes sería extraterrestre. Parece que con Faisán, a pesar de nuestra desaparición, seguimos haciendo de las nuestras. Incluso se dio a conocer un video que probaría la existencia de estos seres.



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23 de Marzo

Hoy recibí novedades impactantes sobre Faisán. Fui a verlo donde sus padres y ellos me dijeron que pensaban estaba conmigo. Es decir, está oficialmente desaparecido. Ahora que entregué mi tesis y me encuentro buscando pega por todo santiago en bicicleta (prestada, rosada y con flores)aprovecharé de escudriñar las calles por si lo encuentro. Ojalá que mi amigo no haya cometido una locura. Estoy preocupado, muy preocupado.


26 de Marzo

Estoy cansado de los pedaleos diarios. ¿A quién engaño? Me las doy de artista, pero paso los días viendo series en Netflix. Dana vive tirándole mierda al servicio, aduciendo una máxima bastante talibana: ¿para qué pagar por Netflix si está lleno de sitios gratuitos donde encontrar las series y películas? Demás, amiga querida, pero yo no tranzo en cuanto a ver mis series favoritas en un detestable español coño, ¡aguante el idioma original! Por otro lado, el sitio es bastante estable, incluso para el ordinario internet de 1 mega que hay en tu casa. Aparte es re barato. Para qué tan llorona, si lo tuyo es una opción ideológica asúmelo de frentón. Igual, para qué ser tan consecuente en todo, digo, si fuéramos realmente coherentes con nuestros ideales probablemente viviríamos en el campo de un modo autosustentable y, por todos los cielos, no tendríamos facebook, twitter o blogs.

Pero ya me estoy yendo por las ramas. Lo que vengo a decir es que estoy sufriendo una regresión a mi infancia. La tele me crió, la abandoné al irme de casa, pero vuelvo a sus brazos con la cola entre las patas. Claro, por último viera documentales, pero no, estoy obsesionado con sitcoms. Si vamos a chatarrear chatarreemos con tutti.

Creo que la poesía se está yendo de mi vida. Faisán... te necesito.

lunes, 3 de agosto de 2015

chao por mientras

Algo cantaré, pero todavía no, todavía no.

sábado, 1 de agosto de 2015

estai vivo

Tanto que me reía, que me lamentaba, que empatizaba, que prestaba el hombro. Hasta que yo también enloquecí, también me histericé, también rayé la papa, también me bloqueé, también creí que era el fin.

Los aliados me recogieron, limpiaron y rehicieron. Hoy las aguas se calman otra vez, la ola se fue y dejó toda esta basura en la orilla, despojos que he comenzado a recolectar, pues debo hacer algo con ellos: ¿un monumento conmemorativo?, ¿un dispositivo para eliminar a mis enemigos?, ¿un juego de mesa en el cual el dolor se enfrente a la alegría?

Este saco de huesos se levanta y algo haremos con él. Como dijo A, el dolor en el pecho es señal de que estai vivo. Sin embargo, detesto al pájaro de mal agüero que me terminó empepando, contra todas mis convicciones.

martes, 21 de julio de 2015

Estirar el chicle

Un arte notable, extraordinario, sólo para mentes agudas, para pechos a los cuales no entran balas, a pesar de escuchar una detonación tras otra, a pesar de temblar y estar al borde de un ataque de nervios. Llevo años en este circo y mi talento no ha claudicado, sigo estirando el chicle y éste no se rompe, sus cualidades son notables, la savia desde la cual nació ha de haber sido sagrada.

¿Es mi técnica, depurada en una y mil estiradas previas, la razón de este poder, o tal vez la calidad admirable de mi chicle?

Un día que temí se rompiera lo llevé hasta los límites más absurdos, para probar, para terminar esta supuesta farsa, pero el mundo se comprimió para evitarlo. ¿Qué fuerzas superiores, qué sincronía, qué concatenación de acontecimientos me ha permitido llegar hasta acá?

El chicle se debió haber roto hace años pero heme aquí aún, masticando, rumiando, preparado para la siguiente prueba de estiramiento... ¿será la última? Si algún dios existiera no me permitiría ser tan desaprensivo y oportunista. Según la moral que enseñan y promueven en mi comarca seré prontamente castigado, no me saldré con la mía una vez más. ¿Pero si lo logro?

Probablemente haya dioses para todos los gustos.

viernes, 5 de junio de 2015

Godzuki, un referente olvidado de la revolución sexual de lagartos y dinosaurios

Desde 1978 -año en que la co-producción japonesa-estadounidense estrenó el dibujo animado de Godzilla amparado por Hanna-Barbera- que este lagarto mutante vive en la ignominia. Sucede que esa serie dio a conocer, sin mucho detalle, por cierto, a su hijo Godzuki. Decimos hijo a falta de un término mejor, aunque en todo caso, si fuera su clon o simplemente otro miembro de la especie, ello no haría diferencia (conociendo la ley de los dibujos animados, probablemente sea su sobrino, en fin). Podemos ver que Godzuki tiene algunas capacidades diferentes a las de su padre, como volar, aunque no muy grácilmente, como nos deja claro la intro del programa:


Y como es de esperarse, muchos dirán que Godzuki surge como el clásico sidekick humorístico del protagonista, y no se equivocan, pues acompaña al étnicamente diverso equipo de científicos y cabros chicos que protagonizan la serie. 

¡una mujer! ¡un negro! ¡qué serie más innovadora!
El rol de Godzuki no es menor, porque además de implicar una cercanía entre la humanidad y la monstruosa especie de lagartos de la cual él y Godzilla forman parte, también es capaz de invocar a su padre en los momentos críticos. Pero, hey, su padre no está particularmente orgulloso de él.

"¡Godzuki, sólo traes deshonor a la familia!" (Y ya sabemos cómo son los japoneses con eso del honor)
Salta a la vista que Godzuki tiene una personalidad totalmente distinta a Godzilla: es tierno, empático, gracioso y no teme expresar sus sentimientos, cuestionando el rol histórico de su raza como criaturas salvajes y destructivas. A consecuencia de ello Godzilla no está satisfecho, su enojo sólo traerá más violencia y devastación, tanto así como para convertir en cenizas su propio nombre.
Hay antecedentes de Godzuki en la versión cinematográfica de la franquicia, aunque allí era conocido como Minilla. Nótese su cercanía con la humanidad (en este caso, bajo la forma de un niño chino)
Desde una perspectiva psicotrópica, nos atrevemos a afirmar que Godzuki es todo lo que su padre odia y más aún, echándolo de la isla de los monstruos hasta que adquiera algo de masculinidad en el mundo real. Triste destino para un tierno personaje, pero Godzilla no aceptará jamás a un hijo incapaz de concebir la violencia como su móvil primario.

De este modo, nuestro héroe Godzuki reniega de su familia y se va a vivir a California en los años ochenta, donde fue contratado para una serie infanto-juvenil sobre un dinosaurio aventurero y rockero, que lamentalemente no tuvo demasiado éxito.

En los ojos de Godzuki podemos ver que se esconde el dolor y la amargura de una cruel historia familiar.
Después de eso no supimos más de Godzuki, aunque dicen que hizo de extra en Pie Pequeño VIII y en Jurassic Park III. Por suerte los años 90 traerían libertad y relajo en las formas de vida, ampliando el espectro de dinosaurios y criaturas con diversas tendencias y orientaciones sexuales. Godzuki, dónde quiera que estés, el mundo ya está preparado para tu existencia, ¡te estamos esperando!

¿Quién lo diría? Barney es un revolucionaurio.

sábado, 23 de mayo de 2015

El sueño de los niños

El niño estaba solo. Frente a él, un camino largo y sinuoso, una carretera borrosa a causa del calor, un horizonte indefinido. Empezó a caminar, un pie tras el otro, una sed tremenda. La carretera no lo llevaba a ninguna parte, tampoco tenía a dónde ir. La angustia comienza a apoderarse de él, bañado en sudor se pone a correr. Despierta. Era sólo un sueño, su hermana duerme en la cama de abajo, se escucha su calma respiración. Sus padres deben estar en su pieza, así que va hacia allá: no están. La cama está hecha, nadie durmió aquí, vuelve la angustia. 

–¿Papá? ¿Mamá? –pregunta a la oscuridad, no se le ocurrió prender alguna luz, la iluminación proveniente de la grúa del edificio de enfrente es suficiente, las siluetas de los muebles bastan para delimitar la ausencia. Comienza entonces una búsqueda desesperada, no estaban debajo de la cama ni en el clóset, tampoco en el baño, menos en el otro baño (que usan de bodega). Va al living: nada tampoco, debajo de la mesa, detrás del sillón, sólo pelusas y silencio. Perdiendo un poco su sentido de la realidad va a la cocina, abre todos los cajones y nada, abre el refrigerador y no hay más que comida (qué espeluznante pudo haber sido hallarlos ahí). Y es en ese momento en que, envuelto en la más absurda angustia, levanta el citófono y grita: ¡MAMAAAAAÁ!

Luego de su ardua pero infructuosa búsqueda, decidió despertar a su hermana y hacerla partícipe de sus miedos, del nuevo sino que ambos han de enfrentar juntos. 

–Mariela, despierta. –La hermana abre los ojos con sorpresa, la simple y diáfana expresión de sorpresa de cuando un hermano despierta a otro sin razón aparente en medio de la noche, sin siquiera sospechar la nueva vida que se avecinaba en el horizonte. Hernán puso a su hermana al tanto de los acontecimientos con una sólida frase: 

–Los papás nos abandonaron. –Ella abrió los ojos como platos, aunque no lloró. Probablemente no es capaz de darse cuenta de la magnitud de nuestro drama, pensó él–. Vamos a tener que ir a los pacos a dar aviso de que nos dejaron botados. Por suerte la comisaría queda cerca, como a dos cuadras nomás. Vamos mañana en la mañana. Seguramente tendremos que irnos a vivir donde la abuela. –Le decía Hernán para consolarla, dándoselas de líder ahora que estaban solos. Dependía de él mantener la tranquilidad–. Veamos tele mejor, mañana se va a arreglar todo.

Prendió el televisor de 14 pulgadas y al tiro apareció la cara de Droopy con su característica felicidad. Por suerte estaban colgados al cable, sino cómo habrían aguantado la larga espera hasta el amanecer, momento en que recién podrían hacer algo al respecto de su precaria nueva situación. Y tan bien que había comenzado el día, como cualquier otro en realidad, colegio en la mañana y luego, una tarde de tele y juegos. Un día viernes común y corriente, gritándole a los maestros que trabajaban en el edificio de enfrente las groserías que la Gina les soplaba.

–¡Pelao’ guata de sandía!, ¡No tenís poto!, ¡valís callampa! –gritaban muertos de risa Hernán y Mariela, mientras la nana disfrutaba de lo que en verdad era una cruzada personal para molestar al Johnny, su pololo. Se conocieron así, a grito limpio, piropos para acá, puteadas para allá, un odio que pronto derivó en atracción. Ese viernes habían estado pinchando a la entrada del edificio en construcción (que desde hace cuatro meses estaba monopolizando más y más la vista desde la terraza del departamento donde vivían los hermanos), mientras Hernán y Mariela jugaban pac-man 3D en los flippers que se instalaron en uno de los locales comerciales al lado de la obra.

Luego pasaron a la carnicería, por estricta orden de la mamá de los niños. 

–Hay poca plata, así que vas a tener que jugártela, Gina –le dijo a la nana. 
–Claro, aprovéchense de mi sex appeal –respondió ésta. No podía ser de otro modo, era una mujer grande y curvilínea, no tenía la cintura pequeña pero sus amplias caderas y busto le otorgaban un extraño poder sobre los hombres del barrio. Ir a la feria con ella era un espectáculo, nunca faltaba el casero baboso que le regalara la compra de frutas o verduras. La familia se aprovechaba de esto, haciendo rendir mucho mejor el presupuesto mensual. 

Pero todas estas cosas quedarían atrás, rastros de una vida pasada. Mariela se quedó dormida, Hernán no pegaría un ojo esa noche, su cabeza iba de un lugar a otro: nuevos hogares, nuevos colegios, nuevos barrios. No le gustaba el de su abuela, lo encontraba raro, una vez un niño amenazó con pegarle a pito de nada. Prefería quedarse acá, estaban al lado de la plaza, abajo había una librería y varios restoranes, el colegio estaba cerca. Era un buen lugar, ¿por qué todo tenía que ser tan injusto?

Lloraba en silencio, resignado al cambio, cuando sintió las llaves en la puerta. Se levantó rápidamente y se paró bajo el marco de la puerta de su pieza, frente a él el pasillo y la puerta de entrada. Sus padres ingresaron al departamento muertos de risa, cuchicheando abrazados y, claramente, pasados a trago. Prendieron la luz del living y se quedaron quietos, extrañados al ver a su hijo mayor despierto a las tres de la mañana.

–¿Hernán, qué haces levantado? –le preguntaron, algo divertidos de verlo ahí.
–Me desperté y no había nadie, pensé que nos habían abandonado, hasta grité por el citófono.
–¿En serio? Me pareció escuchar algo –mintió su madre, mientras se acercaba a él, mientras lo abrazaba y tranquilizaba–. Estábamos abajo, en el Café del Parque. Salimos un rato nomás.
–¿Pero cómo nos dejan solos a esta hora, no ven que es peligroso?
–¿Por qué habrá salido tan fatalista este cabro chico? –dijo el papá a la mamá, riéndose. Finalmente todos se acostaron en una apacible tranquilidad, las cosas seguirían igual. Esa noche el padre también soñó con una carretera solitaria, luego con sus deudas y después con el nuevo edificio del frente, que cubrió para siempre los atardeceres.

lunes, 4 de mayo de 2015

El Ferrocarril, por Lucinao Benetón Leivalef

La industrializada nación mapuche tiene supremacía económica sobre el otrora esplendoroso reyno de Chile. Vencidos por su primitivismo tecnológico, gran parte de los chilenos son empleados como mano de obra migrante en el proyecto de construir un tren que irá desde Antofagasta hasta Chiloé. La idea, proveniente de empresarios industriales de la federación indígena, genera cambios insospechados entre las masas de desplazados al sur del continente, en las postrimerías de un siglo XIX alternativo. Mediante una galería de pintorescos personajes como John Panguilef, Rosalía Catricheo, William Wheelwright III, Natascha Clastres y Felipe Ríos se nos narra polifónicamente la historia oculta del comienzo, desarrollo y declive del proyecto ingenieril más ambicioso jamás perpetrado por el pueblo mapuche.

"Primer tomo de la bella trilogía del Inkarrí cósmico, que plantea la reposición del Tahuantinsuyo a escala planetaria. Esta parte es la única que transcurre en sudamerica, de allí su importancia" (Neoduardo Galeanox-15, Revista Y¡? de Artes, Letras y #%/\*)

"Gracias a este libro entré en el género del tecno-rock-trova-sintética con una propuesta conceptual respetuosa de los pueblos originarios de Tierra-1" (Bíktor Jarra, músico uraniano)

domingo, 3 de mayo de 2015

Crónicas de Chuchunco, por L. B. Leyva

Una aventura fantástica en un escenario postpostindustrial. El abandono de Chuchunco, ciudad minera cuyo esplendor económico y cultural ha terminado estrepitosamente, obliga a sus antiguos habitantes -tanto seres humanos como criaturas fantásticas- a valerse por sí mismos en la hipermegalópolis Ikitas. En esta gran ciudad, capital global de un planeta tierra diezmado a causa de su economía salvaje, los chuchunqueños propondrán un tipo de resistencia simbólica de nuevo cuño, que hará temblar los cimientos discursivos del orden social imperante.


"L. B. Leyva ha creado el Cyber-Ultra-Hiper-Punk de corte primitivista con toques de Space Opera en sus orígenes pulp. Crónicas de Chuchunco es el evento literario del siglo XXII" (Wi11i4m Fau1kn3r III, The Moon Times)

"Un cruce entre Las Uvas de la Ira y Ghost in the Shell" (Ne0 1gn4c10 V4L3nt3, el Mercurio de Mercurio)

"Lo leí, no tiene lógica alguna. Sin embargo, es entrete"
(Multivac, amo y señor de estos parajes cósmicos)

lunes, 20 de abril de 2015

¡Buenos días Vecino! Una etnografía absurda de la humanidad

De casualité, buscando trabajos viejos para reciclar y terminar un encargo académico-mercenario, me pillé con esta obra del año 2010, escrita por el capitán Kurtz Anunaki [con un par de plagios entre medio]. Sin más preámbulos, hela aquí:



lunes, 13 de abril de 2015

idea

Debería haber una editorial o imprenta anarkista ñoña, que en lugar de publicar esos clásicos añejos del siglo XIX publicara los clásicos de la fantasía y ciencia ficción combativa del siglo XX y XXI. Pero claro, para la mayoría de los autoproclamados concientes ese tipo de literatura es lo más vendido al sistema que hay. Cuando me dicen eso me doy cuenta que en realidad no cachan nada, así como lanzan un juicio fácil de algo que no conocen, en este caso la literatura, tal vez lo hacen de cuántas cosas más. En fin, si algún día llego a tener un sistema de impresión y encuadernación publicaré ediciones baratas de títulos tales como "Los desposeídos", "El hombre-hembra", "Lengua nativa", "Las nieblas de Avalon", "Entrevista con el vampiro", "Tehanu" o "La pasión de la nueva Eva". ¡¡Y ya verán!!

miércoles, 25 de marzo de 2015

maldita química

Hoy desperté abatido, dudando de mi existencia en esta realidad tan charcha. La rabia invadía mi corazón cual Katie Kaboom.


Con dificultad me desenredé de las sábanas, tragué mi huevo a la copa y bebí un té francamente insalubre. Luchando por no sucumbir ante la desesperación, agarré mis zapatillas y partí al gimnasio, al cual no iba hace casi una semana. Luego de una rutina de ejercicios de hora y media me abrí como después de meses esperando dentro de una crisálida de tedio y desesperanza. Así es, yo que tanto pontifiqué sobre la mente, yo que apenas me podía mi cabeza y arrastraba mis pies por los fangosos caminos del intelecto, comencé a exudar endorfinas. Y acá estoy ahora, trabajando de lo más bien, con un futuro prometedor por delante y una mente relajada y lista para escribir, escribir, escribir lo que tengo que escribir.

No todo era tan mental, no todo era tan terrible, sólo faltaba moverse. ¿La gente sabrá de esto? Mi premio esta noche será continuar con mi lectura de Ana Karenina y alguno que otro cómic. Esto es vida señores y señoras.


viernes, 20 de marzo de 2015

citas sobre la felicidad

[...] la felicidad no pertenece al campo restringido de los afectos, como el gozo o el sufrimiento, sino que es una apertura a la totalidad del psiquismo en su dimensión más profunda. En la felicidad, la conciencia se hace transparente al ser y refleja la vida auténtica, que brota vigorosa y espontánea desde lo más hondo de lo anímico.
[...] es el propio estado del psiquismo y su tono emocional lo que define el sentido de la experiencia y lo que, en definitiva, determina que se experimente la vida como feliz, conflictiva o desgraciada.
[...] si se quiere ser feliz hay que aprender a serlo aquí y ahora; con lo que se tiene y con lo que se es. No se trata entonces de obtener algún fin determinado, sino de alcanzar una actitud cuyo secreto radica, a nuestro juicio, en la aceptación de sí mismo y de la vida, con sus luces y sus sombras, con sus dones y sus límites. 
 (Sergio Peña y Lillo, El Temor y la Felicidad)