La micro, de nuevo la micro llena de rumiantes cucarachas como yo, todos los días la rutina, opacas luces resplandeciendo en pupilas extenuadas de cotidianidad. Los mismos negocios, carteras y hombres frente al volante de asfalto. Y de tanto concreto, olas de urbanizada pulcritud, un sentimiento aprieta el corazón precisamente buscando lo opuesto: volver a cantarle a la vida.
Ausencia de sentido. Mejor salir de esta pocilga cavilosa y ensimismada.
Tiene que ser en otro lugar, lejos aunque quizá cerca. Sumergir los pies en ríos de miradas diversas y ser poesía. Observar manos bellas por su transparencia, movimientos que son canción. Tiene que ser aquí, cerca pero quizá lejos.
Ausencia de sentido. Mejor salir de esta pocilga cavilosa y ensimismada.
Tiene que ser en otro lugar, lejos aunque quizá cerca. Sumergir los pies en ríos de miradas diversas y ser poesía. Observar manos bellas por su transparencia, movimientos que son canción. Tiene que ser aquí, cerca pero quizá lejos.