lunes, 27 de agosto de 2012

supersónipunks

Pienso en el ignorado drama
que ha de haber sido
(o será)
jugar a la pelota para los supersónicos.

Una simple pichanga y cuántos accidentes,
cuántas caídas al vacío:
cuerpos juveniles 
despeñándose
sobre los asalariados
del primer nivel terrestre.

Cuántos seres humanos destrozados
(por no mencionar 
a las máquinas descatalogadas)
camino al trabajo, alcanzados
por un pelotazo o la pérdida
del humano equilibrio.

Cuántas esferas incandescentes
bajando desde el firmamento,
reventando contra el
agrietado pavimento.

Allí se pudren masa encefálica,
despojos de pelotas,
tuercas de robots desechados.
Basura que nadie recogerá.

No hay empleados mecánicos 
para servir a los del primer nivel;
sólo compañeros de trabajo.

Y ellos, los asalariados,
se ocupan de vivir nomás
en medio del hambre y el crimen,
mientras las viejas cuentan historias
sobre el pasto,
los animales, 
los nombres y las canciones.

Mitos sobre los dioses de arriba
y su bondad
y su olvido.

1 comentario:

fabianco dijo...

esta reweno oye, espero poder ver el resto de la obra