sábado, 1 de agosto de 2015

estai vivo

Tanto que me reía, que me lamentaba, que empatizaba, que prestaba el hombro. Hasta que yo también enloquecí, también me histericé, también rayé la papa, también me bloqueé, también creí que era el fin.

Los aliados me recogieron, limpiaron y rehicieron. Hoy las aguas se calman otra vez, la ola se fue y dejó toda esta basura en la orilla, despojos que he comenzado a recolectar, pues debo hacer algo con ellos: ¿un monumento conmemorativo?, ¿un dispositivo para eliminar a mis enemigos?, ¿un juego de mesa en el cual el dolor se enfrente a la alegría?

Este saco de huesos se levanta y algo haremos con él. Como dijo A, el dolor en el pecho es señal de que estai vivo. Sin embargo, detesto al pájaro de mal agüero que me terminó empepando, contra todas mis convicciones.

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