domingo, 15 de noviembre de 2015

visita al centro de salud

Siempre que voy al consultorio u hospital quedo con la sensación de irme más enfermo de lo que llegué. Afortunadamente, dentro de todo, nunca he tenido algo grave, pero compartir un tiempo y un espacio con profundas toses e infectos olores francamente lleva a creerse irremediablemente contaminado. La atención, además, hace pensar que toda la situación no es más que un castigo, una experiencia suprema de malestar. Tal vez los muros descascarados, la tele en un programa detestable y a todo volumen, los asientos plásticos quebrados y el hedor a enfermedad no sean más que una estrategia arquitectónico-experiencial para, al momento de volver a casa, realmente sentirse mejor. Es así, sin lugar a dudas, pues el hospital o consultorio lo hace fácil desde una perspectiva comparativa. 

Por eso le tememos a los edificios de salud, son la extensión moderna de nuestro terror mítico a la muerte, a la podredumbre y a la degradación. No queremos ser como esas paredes o esos asientos, queremos estar sanos, plenos. Queremos huir de ese lugar que refleja tan bien el estado de indefensión en el cual nos encontramos o nos perdemos.

Mi compañero de asiento y yo.

3 comentarios:

fabiancocq dijo...

Siempre con los consultorios y hospitales, me acuerdo de la señora o el caballero que siempre tienen algo, siempre tienen hipertensión, siempre tienen diabetes o son operados de algo. "Oiga yo soy operado del corazón, yo soy operado de los riñones, yo soy operado de esto otro...". Y siempre las mismas enfermedades como: hipertensión, diabetes, hernia, dolor de espalda, ulcera, ciatica, hipertensión, colón irritable, hipertensión, hipertensión, hipertensión.

Siempre son hipertensos. Ojalá que se mejoren quienes padecen de esto.

Pero me llama la atención que siempre lo escucho en la micro o en el metro, y no sé,me da risa igual (con todo respeto).

chamico dijo...

buuu, el comentario anterior igual estaba weno, ¿pa qué lo eliminai?

Qué divertida tu observación, es loco como hay una suerte de competencia en la cantidad de enfermedades, aunque tal vez más que competencia sea una comunión entre enfermos, un ejercicio de empatía desde el malestar... no sé, igual es penca puro contar dramas, pero supongo aquellos relatos son una parte de la arquitectura-experiencial proporcionada por el usuario, jejeje.

cesar andre dijo...

Es como esas culturas donde para ciertas enfermedades te hacen pasar por una experiencia desagradable, si tienes fiebre te dan más calor, o te hacen sahumerios con ají, etc.
Últimamente no he tenido experiencias desagradables en el consultorio o el sapu, quizá es donde lo comparo con cuando era chico y lo sentía así como dices: gente tosiendo, paredes manchadas, guaguas llorando. Ahora ya lo siento como parte del proceso de sanación. Lo que sigue siendo penca eso sí, es la espera, y ese nerviosismo de perder tu turno o de olvidarte de alguna parte del trámite, aunque la verdad esto último me pasa en todos lados.