martes, 24 de febrero de 2015

Arte y Vida 5

17 de febrero
El día de ayer no fue productivo. Intenté declamar algunos poemas en la esquina de Andrés Bello con La Concepción, en el puente, pero me fue bastante mal. Sin duda Faisán tiene un don que yo no poseo, bien por él, mal por mí. Pensar en eso me amargó un poco la tarde, sumándose la sensación a mi malestar de la mañana anterior, al recordar ese turbador sueño. No puedo creer que mi mente esté haciendo esto. Se suponía que huir del destino social familiarmente predeterminado me liberaría, pero no hago más que atribularme con mi nueva realidad y las extrañas emociones que la acompañan. Mi cuerpo es un amasijo de deseos y contradicciones.

Salí a comprar algunos alimentos porque Faisán me alegó no ponerme con algo a pesar de tener beca. Le dije que no hueviara, que guardaramos esa plata para la obra, pero como no me fue bien en el semáforo le tuve que terminar haciendo caso. Lo que me preocupa es que sólo me queda un mes de beca, puesto que será cancelada apenas noten que abandoné mis estudios... ¿o debería terminarlos? en realidad me queda sólo entregar mi tesis, que ya está bien avanzada, pero no sé qué me ocurre, no me motiva el tema. En fin, le daré una vuelta al asunto, quizás me precipité un poco al pensar en abandonar, al fin y al cabo por algo llegué a donde estoy ahora, no puede haber sido todo una farsa académica ¿o sí?


A la vuelta de mi compra me crucé con Vero y un par de sus amigues, que venían medios acalorados parece (y hediondos a poto, eso me consta). Echamos la talla un rato y entonces les cerdepunks me invitaron a su casa okupa, en el paradero 5 de Vicuña Mackenna. Me interesó conocer cómo viven y cachar un poco más su mote, así que iré pasado mañana. 


19 de febrero

Fui a la casa de les cerdepunks. La verdad es que viven en un ambiente bastante denso, ya que en la casa aceptan a cualquier gato loco con ínfulas de libertario y no todos son tan evolucionados parece, hay claros problemas de convivencia. Les cerdepunks me parecen los más ordenaditos, aunque eso de dormir todos juntos (se trata de un colectivo de 6 personas) en las misma cama me parece un poco excesivo. La privacidad es nuestra enemiga, hay que abrir la vida, dijo Vero, pero no me convenció tanto. Yo encuentro buena la soledad, por eso me entiendo tan bien con Faisán. De todas formas el resto salió un rato a efectuar no sé qué actividad, dejándonos solos con Vero en el patio de la casa okupa. Nos fumamos un prensado que sacó debajo de una maceta con una esquelética y reseca planta de menta. Entre risas y compañerismo, Vero acarició mi cabeza y me besó. Respondí a su beso y terminamos en la pieza, aunque al apoyarnos en la cama toqué un condón usado que estaba oculto entre las frazadas. Dominando mi asco le dije que mejor me iba porque iban a cerrar el metro y quería aprovechar de intentar ganar un par de pesos en el trayecto. Vero quedó de ir a verme al parque un día de estos, la verdad es que yo no tengo apuro.

20 de febrero

Quizás fui muy severo rechazando a Vero, pero su forma de vida es demasiado antihigiénica. Pienso que les cerdepunks deben estar llenos de enfermedades de transmisión sexual y su supuesta libertad para este mundo postcapitalista ya no me parece tan atractiva. Por suerte con Faisán comenzamos un período de creación que me distrae de pensar en lo sucedido. Estamos tallando algunos símbolos producto de nuestro ingenio en los arboles del parque. Ya hemos escuchado algunos comentarios de visitantes maravillados con ellos e intentando descifrarlos. Ya llegará el momento de revelar su significado, mientras tanto debemos seguir marcando todos los árboles de la comuna. No nació con este sentido, pero tal vez esto pueda convertirse en la primera fase de nuestra gran obra.

22 de febrero

Son las siete de la mañana. Desperté a eso de las 3 y en una inspiración sin precedentes prendí el notebook y avancé en mi tesis como nunca antes. Creo que podría llegar a terminarla antes de la fecha de muerte estipulada por la beca. Voy a tener que ir esta semana a la universidad para coordinar eso. Temo volver a cruzarme con esos desgraciados, pero Faisán me convenció: debo terminar lo que empecé para poder entregarme en plenitud a esta nueva etapa. Necesito encontrar dos profesores que guíen mi tesis, pero ¿quienes estarán tan locos como para aceptar?

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