jueves, 26 de febrero de 2015

Arte y Vida 6

23 de febrero
Mi compadre Faisán decidió tener una mascota, por lo que adoptó una piedra que encontró en su Cerrillos natal, cuando fue a visitar a sus padres. "No hay que alimentarla, vacunarla ni limpiar sus suciedades: es la mejor mascota. Sin embargo, me gusta acariciarla", me dijo. No sé si estará medio loco o el arte y la performance ya corren de modo irreversible en sus venas. Es simpática la piedra en todo caso, a veces me quedo con ella en el árbol y en realidad es buena oyente, eso no se puede negar.

Luego del chasco con les cerdepunks me aboqué totalmente a la creación espontánea con Faisán (salimos de repente en las noches a rayar muros cercanos con frases tales como: "Creer para ver"; "No haremos el amor, Elmer lo hará"; "¿Quién necesita huiros si tiene alas para volar?"; o mi favorita "el trabajo dignifica, pero el echarse es trascendencia segura"). Nuestras marcas ya se están repartiendo por la ciudad, eso me alegra, pero no deja de preocuparme la promisoria obra maestra ¿qué será, qué será? ¡inspiración, ven a nosotros!

25 de febrero
Hoy conocí a una chica en el parque. Se hace llamar Dana, porque es fanática de los X-Files. Me cayó bien -yo también preferí siempre a Scully en desmedro del impetuoso y exaltado Mulder-. Apareció de repente, me retó cuando estaba haciendo una inscripción en un árbol del primer sector del parque, luego nos pusimos a conversar y me contó que era bióloga molecular y trabajaba dando clases en la universidad de chile. Eso me llamó la atención debido a su juventud ¿habrá tenido que luchar contra los apernados perros rabiosos que pueblan todas las universidades de este país? 

Le expliqué a Dana un poco de qué iba el asunto de marcar los árboles (no sé en realidad qué dije, porque todavía está por verse la finalidad de eso) y no la convencí demasiado. Sin embargo nos reímos un rato y quedamos de vernos en el futuro. Me pidió el feisvuk para contactarnos. Se sorprendió cuando le dije que no tengo, pero le di el blog y prometió visitarlo. Igual me da vergüenza que lea mis estrafalarias tribulaciones, e incluso me da más vergüenza que lea que me da vergüenza, pero lo hecho hecho está, ya tiene mi dirección. No me creyó que viviera en el parque, eso me divirtió, a veces cuesta imaginar que la gente tome opciones de vida como esta, supongo. Nos despedimos con un beso en la mejilla. La vi alejarse mientras sostenía su número telefónico en mi mano. 

He vuelto a enamorarme en menos de una semana, le dije a Faisán, que algo había visto desde la privilegiada perspectiva de nuestra casa en el árbol. Me dijo que lo tomara con calma -¡como todo para él!-, pero se alegraba de que conociera y planeara juntarme con una chica más normal y no con esas pestes (sic) de les cerdepunks. No sabía que le caían tan mal, comenzó a narrarme un montón de situaciones en que se había encontrado con elles, cual más incómoda y asquerosa. Ahora entiendo lo enojoso que fue para él que realizaran su performance en el parque. Los recuerdos activaron viejos odios, así que para calmarlo saqué las dos cervezas artesanales que tenía guardadas para sorprenderlo, y entre brindis de amistad le prometí que esta semana haríamos algo único en algún punto clave de la capital, cosa de ganar un espacio olvidado y comenzar a granjearnos un nombre entre la chusma.

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